La preocupación por el futuro ha sido permanente a través de la historia de la humanidad, no es una preocupación exclusiva de los tiempos modernos. Es así como se han desarrollado diversas lecturas del futuro, de acuerdo con las culturas, la forma de pensar y las expectativas. Ahora es tu turno: ¿Por qué es importante pensar el futuro? Pulsa los botones a continuación y con base en la información, analiza alguna situación específica de tu interés.
Se trata, literalmente, de vaticinar lo que sucederá en el futuro, tanto en el caso de las personas, como de los fenómenos naturales, sociales, económicos, etc. Se parte de un principio: el futuro está escrito. Por esta razón, se trata tan sólo de “adivinar”, de “leer” dicho futuro.
En esta lectura queda claro que el papel de la persona ante su futuro es completamente pasivo, no tiene nada que hacer, más que “sufrir” su futuro. Por supuesto, es la entera negación de la libertad humana, de la posibilidad de elección. No hay cabida a ninguna acción voluntaria. De ahí surge la palabra tan conocida en ciertas culturas: el “destino”, entendido como el camino que alguien definió para otro u otros.
Se pensaría que esta forma de lectura del futuro ha pasado a la historia, pero desafortunadamente no es así. Todavía se observan amplios sectores de poblaciones que aún persisten en la idea del destino. Sin lugar a dudas, esta posición va de la mano con el grado de conocimiento y formación de las personas y las sociedades. ¿Qué opinas de esta afirmación?:
El futuro está escrito. ¡Se trata de adivinarlo!
Aún hay personas que piensan de esta manera. ¿Te imaginas por qué?
En la cultura griega, en el templo del dios Apolo, el oráculo Delfos era especializado en adivinar el futuro. Los griegos lo consultaban, en especial cuando se trataba de predecir lo que podría ocurrir en las próximas guerras y conflictos. Esta práctica religiosa de los griegos sólo se entiende en su contexto cultural.
Rand Corporation, creada en el período de la segunda postguerra del Siglo XX (1948), se inspiró en este oráculo de la cultura griega (Delfos) y colocó del nombre Delphi a este método de pronosticar los eventos de futuro, basado en la consulta a los modernos oráculos: los expertos. Desde ese momento hasta el día de hoy, el Método Delphi es el más utilizado en los estudios de futuro (no necesariamente, de prospectiva), en los distintos países, organizaciones y empresas.
Son todas aquellas prácticas de la quiromancia, el tarot y la numerología, entre otros, que intentan adivinar lo que pasará en el futuro. Un ejemplo sencillo se refiere a las anticipaciones que hacen ciertas personas, supuestamente dotadas de esta capacidad de adivinación, sobre los resultados de una copa mundial de futbol. ¿Han acertado? ¡La mayoría de veces no!.
En esta lectura también se trata de conocer los fenómenos distantes o lejanos, no de un individuo como en la adivinación, sino de un grupo social, de una comunidad, de una cultura. Igualmente se parte del mismo principio, el futuro, lo que va a ocurrir, está definido, está escrito. Por lo mismo, se trata de anticiparlo.
Ahora bien, las profecías son respetables y creíbles en sí mismas. Y para esto se debe conocer el contexto y propósito de tales profecías, dependiendo de hacia quiénes van dirigidas, qué propósitos buscan y cuáles son los beneficios esperados. Por lo tanto, las profecías hay que conocerlas en su contexto y entenderlas desde su propia dimensión.
Tal vez, de las profecías mayormente difundidas se encuentran las profecías de Nostradamus.
La profecía del calendario de los Maya sobre lo que sucedería en el año 2012, es un claro ejemplo de esta forma de anticipar lo que ocurrirá en el futuro. El 21 de diciembre de 2012 debería haber sucedido el fin de la civilización de la humanidad. Más que una catástrofe, lo que anticiparon fue una nueva conciencia cósmica y una transición espiritual hacia una nueva civilización.
¿Puedes mencionar al menos 3 obras de Julio Verne?, ¿puedes mencionar al menos 5 autores de ciencia ficción reconocidos mundialmente?, ¿qué tal si lees “Yo robot”?
El género literario llamado ciencia ficción articula los conocimientos científicos que pueda tener un autor con su grado de imaginación, para presentar escenarios de futuro, posibles o no. La ciencia ficción tomó credibilidad desde las famosas obras de Julio Verne hasta el autor más famoso del Siglo XX, Isaac Asimov. ¿Debemos leer obras de ciencia ficción?, ¿por qué?
Supongo que tienes una gran variedad de respuestas. Te aporto una: lo que sucederá en el futuro, de alguna manera, lo podríamos encontrar imaginado en alguna obra de ciencia ficción; es decir, si quieres saber lo que podría suceder en el futuro, puedes realizar la lectura de este género literario.
Pero eso sí, hay que identificar los autores más prestigiosos, reconocidos y con una mayor base científica, que no son todos; así que un trabajo dispendioso es la identificación de estos excelentes autores. De mi parte, te recomiendo las obras de Isaac Asimov por su calidad, integralidad, visión anticipatoria y por su enfoque humanista del futuro.
Según el portal 20 minutos, los 15 mejores escritores de ciencia ficción, en su orden de importancia son:
1. Isaac Asimov
2. Herbert George Wells
3. George Orwell
4. Ray Bradbury
5. Arthur C. Clarke
6. Philip K. Dick
7. Aldous Huxley
8. Orson Scott Card
9. Frank Herbert
10. Stanislav Lem
11. Richard Matheson
12. Dan Simmons
13. Frederic Pohl
14. Clifford D. Simak
15. Alfred Bester
Seguramente te sorprenderá no encontrar el nombre de Julio Verne en esta lista. En realidad, el género de ciencia ficción se consolidó en el siglo XX, en particular desde 1929. Sin embargo, esta no es una razón de peso para no incluir al precursor de la ciencia ficción.
La anticipación que hizo Julio Verne sobre el alunizaje del hombre es un ejemplo típico de la ciencia ficción. Más modernamente, Isaac Asimov nos sorprende con los avances de la robótica hasta llegar en el futuro a contar con robots que se auto ensamblan, robots que se auto reparan, robots que se colaboran.
Ahora se trata de diferenciar la ciencia ficción de la futurología. Veamos:
La futurología es un campo específico de los estudios del futuro que con base en la aplicación de la teoría de probabilidades, y también a partir del conocimiento del pasado y del presente, y con método de trabajo científico, se anticipan tendencias y megatendencias de futuro. Son estudios más sistemáticos y más centrados en investigación que intentan definir escenarios posibles de futuro (futuribles).
De hecho, quien acuñó el término “futurología” (Ossip K. Flechtheim, 1940), la propuso como una nueva ciencia de la probabilidad; es decir, la futurología en su acepción original está conexa con la teoría de probabilidades.
Revisemos dos definiciones: la primera es de Gaston Berger, quien afirma que la “futurología es la ciencia basada en el método científico que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él”.
La segunda definición es de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE):
“…futurología es el conjunto de tentativas sistemáticas para observar e integrar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad con el propósito de identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores beneficios económicos o sociales.”[1]
Lo importante es que no confundas la futurología con la prospectiva. De Berger se destaca el empleo del método científico para el estudio del futuro. Este punto está a favor de la definición que nos ofrece este autor. De la definición de la OCDE se destacan las tentativas sistemáticas, es decir, que suponen un método y un rigor es este tipo de estudios. Estos puntos son los que interesa relevar, a fin de diferenciar la futurología de la ciencia ficción.
El futurólogo contemporáneo más importante es, sin lugar a dudas Alvin Toffler, quien desde hace por lo menos seis décadas sorprende al mundo con sus obras espectaculares. De las más antiguas, se pueden mencionar “La tercera ola” y “El shock del futuro”. Y de las obras más recientes, es necesario referir “La revolución de la riqueza”.
¿Recuerdas el término “futurible”?
Es necesario que lo entiendas y apliques en tu día a día.
Toffler nos aporta hechos de futuro como el prosumo y el prosumidor, es decir, que un agente puede ser al mismo tiempo productor y consumidor de un servicio o producto que él mismo genere. El Club de Roma con el modelo mundial “límites al crecimiento”, elaborado por MIT, nos aporta otro ejemplo de futurología.
Términos como prosumo y prosumidor son necesarios de manejar por parte de nuestro gerente de clase mundial. Así que te propongo la lectura de este excelente libro que te sorprenderá en cada página por su enorme creatividad e imaginación, pero esta vez sobre un proceso permanente de investigación de los movimientos sociales de los siglos XX y XXI. Justamente lo que más sorprende de Toffler es su acervo de datos e información para sustentar su hipótesis central: la verdadera riqueza del siglo XXI es el conocimiento.
[1] Casal, R. A. M. (2013). Tecnología y estudios del futuro: a propósito de un libro de Barker y Erickson. Revista de Ciencia y Tecnología, 29(1).
Después de analizar las anteriores acepciones del futuro, entendamos lo que significa la prospectiva. Partamos de la diferenciación entre forecasting, foresight y prospective.
Si nos atenemos a la etimología, la prospectiva nos lleva a ver hacia adelante, lejos, lo más lejos posible, en conjunto y sin descuidar los detalles. Con base en la práctica más que en la teoría, la prospectiva incorpora el forecasting y el foresight y los supera ampliamente.
De manera sencilla pero sólida, la prospectiva es la posibilidad de construir el futuro viable y deseable de la acción humana para modificar la realidad del presente, desde el futuro.
Esta disciplina inicia desde la situación presente (análisis situacional), anticipa tendencias y megatendencias crecientes y decrecientes, identifica posibles rupturas de futuro, establece escenarios probables de futuro, pero sobre todo (y aquí es donde se presenta la diferencia radical), construye el futuro viable y deseable de la acción humana, a fin de cambiar el presente.
Por lo mismo, en la prospectiva no tiene papel la adivinación ni la profecía, pero sí cumple una función muy importante la futurología, porque ayuda a identificar las tendencias y megatendencias de futuro.
La construcción del aeropuerto Charles De Gaulle en París fue una obra donde se aplicó de manera sistemática el enfoque prospectivo. En Colombia tenemos un número importante de casos de prospectiva. Entre los más destacados, están las agendas prospectivas de 25 cadenas agroindustriales, promovidas por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2009 - 2011.