UNASUR

La UNASUR es un organismo internacional, conformado por los doce países de la región suramericana: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.

  1. UNASUR puede ser entendida como una instancia supranacional en todo el sentido de esta acepción, pues no cuenta con las sesiones de soberanía necesarias para que haga de obligatorio cumplimiento para los Estados, sus decisiones. (Mario Arroyave, 2012).

  2. La UNASUR supone la puesta en marcha de estrategias de un país en particular dentro de la región, como es el caso de Brasil, el cual, siendo potencia líder regional, requeriría de una mayor articulación con los demás Estados de la Región, para lo cual UNASUR podría constituirse en una plataforma para lograrlo.

  3. La UNASUR es una organización regional dotada de personalidad jurídica internacional, constituida por todos los Estados suramericanos a través del tratado de Brasilia (TB. art. 1), el cual entró en vigencia el 11 de marzo de 2011. La UNASUR tiene como objeto construir (participativa y consensualmente) un espacio de integración y unión en el ámbito cultural, social, económico y político (art. 2).

    El Tratado de Brasilia es un acuerdo programático para la integración, es decir que él por si solo no establece la integración, sino que contiene las directrices y principios sobre los cuales se debe edificar paulatinamente la unidad suramericana. Tanto el preámbulo del Tratado como el artículo 2, son claros al mencionar que el objetivo es construir la integración.

  4. La UNASUR le otorga prioridad a las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura y el medioambiente (art. 2). Por lo tanto, se puede sostener que la UNASUR no representa una simple organización económica sino que se trata de un proceso de integración novedoso y multidimensional.

  5. La UNASUR es una organización de cooperación antes que una clásica organización de integración económica (Gómez, 2010, p. 160). Asimismo, la UNASUR es una organización de coordinación.

  6. La UNASUR no es una organización supranacional, por el contrario es una mera organización intergubernamental, lo cual se desprende con claridad del Art. 12 Nro. 5 del Tratado, que dispone expresamente que los actos jurídicos emitidos por los órganos de la UNASUR deben ser incorporados en los ordenamientos jurídicos nacionales de acuerdo con los procedimientos internos de los Estados para tal fin. Es importante resaltar que el concepto “supranacionalidad” se deriva, sobre todo, del efecto directo, la aplicación directa y de la supremacía de las normas que emite la organización como también de la capacidad legislativa de sus órganos. Por consiguiente, el núcleo de la supranacionalidad son las competencias cedidas a los órganos y la capacidad de estos para producir normas que los Estados están obligados a cumplir de forma directa en sus territorios (Arroyave, 2012, p. 264-265).

  7. Al hacer una aproximación a la posición de varios de los países de la región frente a la UNASUR, no se puede definir una lógica dominante. Por una lado está Brasil como el principal promotor de esta estructura, en tanto ocupa un lugar fundamental en su estrategia regional, ya que se constituye como plataforma para generar interacciones con otros países que le permitan ser el líder en diversos aspectos fundamentales para este Estado.

  8. Como instancia regional, puede entenderse que Unasur le sirve a Brasil para promover procesos específicos a nivel regional, en los que sus intereses están presentes pero con la facilidad de desarrollarlos sin asumir los costos que significaría una acción de influencia directa, ya sea por vías militares, económicas o políticas. Incluso, es necesario no desligar la Unasur de otras estructuras regionales que podrían configurar una especie de entramado regional en el que Brasil puede hacer fluir sus despliegues estratégicos. Ejemplos de ellos son el Mercosur, el CDS, la OTCA y la IIRSA, entre otros. Siguiendo con Arroyave, es necesario tener presente que la idea brasileña de ser el mayor líder regional también va ligado con la intención de mejorar su posicionamiento global.

  9. Con la creación de la UNASUR, Brasil logró situar en su área geográfica inmediata las bases de su influencia regional, la cual va más allá de lo económico y lo político e incluso permea la esfera de la seguridad (Herrera, 2010, p. 484). La creación del CDS puede ser una estrategia de Brasil para limitar la acción de los Estados Unidos en la región y así consolidar y hacer valer su supremacía en Suramérica (Flemes, 2009, p. 6). Con la UNASUR, Brasil gana independencia y autonomía frente a los Estados Unidos, en lo que respecta a los asuntos suramericanos (Gómez, 2010, p. 162). Por lo tanto, con la organización se amplia el radio de acción de Brasil más allá del MERCOSUR y marca una esfera institucional y política de la cual los Estados Unidos están excluidos (Zilla, 2011, p. 14).

  10. La UNASUR también es un foro para el acercamiento político de Brasil con los países de la región, sobre todo es valiosa para su aspiración de reformar la Carta de las Naciones Unidas en lo referente a los miembros del Consejo de Seguridad, para así hacerse con una silla permanente en dicho órgano. Ahora bien, países como Argentina y Colombia no apoyan tal pre- tensión brasileña, por lo cual Brasil tendrá que hacer concesiones que hagan coincidir sus intereses con los de los demás países de la región (Betancourt, 2012, 668). Por lo demás, para que la UNASUR se asiente y se consolide, es necesario que los demás Estados suramericanos y no sólo Brasil, asuman el liderazgo al interior de la organización. (Arroyave, 2012, p. 265-266).

  11. Al ver la forma como otros países de la región perciben la UNASUR y otros tipos de estructuras regionales, es necesario tener presente su posición dentro del sistema regional y en algunos casos, dentro del sistema internacional. En este sentido, si se observa la posición de países como Colombia, Argentina, Chile o Venezuela, se puede decir que es la de potencias secundarias, llegando en algunos casos a tener capacidades de liderazgo regional parcial; es decir, no se encuentra una potencia secundaria en la región que esté en capacidad de objetar de manera trascendente el lugar de Brasil como potencia regional. Además, los atributos de estos países, ya sea en términos de recursos estratégicos –institucionales, militares, o naturales- no llegan a estar a los niveles de la potencia regional.