Las relaciones norte-sur
El Consenso de Washington, tanto en sus concepciones como la posibilidad de imponerlo es producto de procesos históricos definidos. El modelo propuesto por el norte fue acogido en el sur principalmente por las élites locales que se veían favorecidas por la desregulación económica y laboral, la reducción de impuestos progresivos, la oportunidad de adquirir oportunidades de producción por la vía de la privatización, etc. Paralelamente el Estado, se encogió perdiendo capacidades de acción y de esta forma, limitó facultades para organizar la redistribución de la riqueza producto del crecimiento.
Se deja de lado cualquier posibilidad de sustentar en el Estado un modelo de desarrollo y el determinante del futuro de Latinoamérica se vuelve el sector privado manejado por élites políticas y económicas, por lo general apoyadas y favorecidas por el norte. Como afirma Mora: “La estabilidad económica, la eficiencia microeconómica y la internacionalización de las economías se constituirían en los pilares sobre los que se edificaría la teoría de desarrollo hegemónica que inspiraría los lineamientos de la política económica en América Latina.” (Mora, 2006).
El gran objetivo de integrar al sur por la vía del mercado, amarró a Latinoamérica a una ideología e institucionalidad del norte que percibía un orden mundial con poca movilidad; es decir, eran reformas que buscaban estabilizar un orden neoliberal en el que se fortalece el statu quo de la división centro-periferia.
Llama la atención la relación que encuentran algunos autores entre el éxito económico del Sudeste Asiático y la negativa de aplicar ortodoxamente los preceptos del norte, así como causalidad entre la aceptación en esta región de los preceptos del FMI y el Tesoro estadounidense y el estallido de crisis. El sur era diferente para Latinoamérica y para el Sudeste Asiático, pues a diferencia del primero, el segundo rechazó y adaptó los preceptos del FMI y encontró unos niveles de desarrollo sin precedentes. (Mora, 2006)
Como afirma Stiglitz, las imposiciones que controlaban los flujos de capitales, las importaciones, la regulación del mercado doméstico y la no privatización de algunos sectores productivos estratégicos, fueron determinantes para el éxito del modelo. (Stiglitz, 2002) Pero como afirma el autor, la presión del Tesoro de EEUU y del FMI impulsó en estos países un modelo de liberalización ortodoxa que causó la crisis de la región.
La aplicación de estos preceptos político-económicos en Latinoamérica ha redundado en un pobre crecimiento económico, a la par que se han hecho enormemente vulnerables las economías. Los aumentos de la riqueza han sido pobremente redistribuidos acrecentando la pobreza, aun en los casos en que ha aumentado la renta de los países. Si se compara el porcentaje de ingresos de cada quintil de la población latinoamericana en 1990 y en 2000 cuando las medidas del Consenso se implementaron en Latinoamérica, se observan las siguientes cifras:
Tabla 1. Porcentaje del ingreso latinoamericano total que corresponde a los quintiles 1, 3 y 5 en 1990 y en 2000.
Quintil / año | 1990 | 2000 |
Quintil 1 como % del total | 3,02% | 2,86% |
Quintil 3 como % del total | 11,44% | 11.39% |
Quintil 5 como % del total | 59,21% | 60.25% |
Fuente: CEPAL – CEPALSTAT distribución del ingreso en América Latina.
Al observar estas cifras, se encuentra que en 1990 el quintil más pobre de la población recibía en promedio el 3,02% del ingreso total del subcontinente y en el año 2000 el ingreso de este grupo de los más desfavorecidos cayó al 2,86%. Paralelamente el ingreso promedio del quintil más favorecido sube de 59,21% en 1990 a 60,25% en 2000. Llama la atención que en el quintil 3 el ingreso cae en este mismo periodo de 11,44% a 11,39%, lo que indica que el aumento de la renta en los países latinoamericanos fue en promedio absorbido por los estratos más altos de la población de cada país.
El FMI dirá, que evitar que esto sucediera no era su trabajo. Pero es debatible que esto siga considerándose cierto, teniendo en cuenta las características en las que apareció el endeudamiento, el cual condujo a la entrada de la doctrina neoliberal al subcontinente, lo que implicó la crisis social en la región.1
Han sufrido el medioambiente y el empleo, que se han destrozado de la mano del aumento de la pobreza y la inequidad. Además, no es fácil establecer la relación entre las políticas impulsadas por el norte y el crecimiento económico del sur, pues en América Latina el promedio de crecimiento entre 1991 y 2002 –período de influencia del Consenso- es inferior al de tiempos previos a la década perdida de los 80.