Endeudamiento latinoamericano
Los préstamos para América Latina se dispararon en un 119,2% en tan solo un lustro comprendido entre 1978 y 1982 (de 150.893 millones de dólares a 330.358 millones de dólares). Hay que considerar que en aquellos tiempos el crecimiento promedio de Latinoamérica era de aproximadamente 2%, por lo que un aumento de la deuda de semejantes magnitudes podía poner en jaque la viabilidad de la dinámica crediticia. A esto había que sumarle la irresponsabilidad mutua de los gobiernos dictatoriales, populistas y corruptos por un lado y los banqueros del norte por el otro, que condujeron a que se disparara el nivel general de endeudamiento.
Si se cuenta con la ya mencionada crisis de fordismo, con el rompimiento del sistema internacional planificado en Bretton Woods manifiesto en la terminación de la convertibilidad del dólar al oro y con la crisis causada por el aumento en los precios del petróleo, se encuentran varias de las causas que llevaron al mundo a una crisis que afectaba fuertemente a los países del norte que enfrentaban elevados niveles de inflación.
De forma paralela se venía presentando un duelo intelectual que empezaba a desplazar al keynesianismo a la par del ascenso de las ideologías del mercado, propias de las corrientes de pensamiento económico de von Hayek y de la escuela de Chicago. Conforme esto ocurría, el Estado era desplazado de su papel de promotor del desarrollo y pasaba a ser el mercado el centro de la actividad económica, mecanismo ideal para la asignación de los recursos. (Gutiérrez, 2004).
Para la nueva tendencia económica que estaba tomando el lugar del keynesianismo, el manejo de la política monetaria a través de la tasa de interés era central y así, el dinero se empezó a hacer más caro: las tasas de interés de los fondos federales que eran del 1.2% en 1961, pasaron a 8.9% en 1969, a 14% en 1979 y a 20% en 1980. De hecho Paul Volcker, director de la Reserva Federal de EEUU, decidió ante la inflación galopante elevar las tasas de interés, lo que causó un aumento en la deuda del sur que estaba indexada con el Prime Rate y el Libor.
Hay que agregar otro detalle: la parte multilateral de la deuda apareció teniendo como principal promotor al Banco Mundial, que dio gran cantidad de recursos a modo de préstamos para promover el aumento de las exportaciones de los países del sur con el fin de que estos tuvieran recursos para pagar las deudas contraídas con el norte. Aunque los préstamos permitieron en algunos casos aumentar la producción y las exportaciones, el sur fue paulatinamente obligado a integrarse ideológica e institucionalmente a las lógicas de un orden mundial regido por las leyes del mercado, lo que era fundamental para los países del norte capitalista que disputaban en ese momento la Guerra Fría contra la URSS. Los créditos multilaterales servían en este contexto para fortalecer a los aliados de occidente y para mantener alejadas la influencia soviética, por lo que se observa nuevamente que los préstamos tenían intenciones cargadas ideológicamente de buscar fortalecer una vía concreta de desarrollo.
Hay que advertir que no se está considerando negativo el hecho de que el sur se haya inclinado hacia una ideología de mercado, sino que se resalta que esto se logró a través de préstamos del norte capitalista, que claramente lo favorecieron y que luego lo cobraron. Bien trata Block el tema, al decir que los países poderosos tienen mayor influencia en la determinación del orden internacional y tienen la responsabilidad de vigilarlo para mantenerlo dentro de sus reglas y por eso aportan grandes sumas de capital.
El crédito internacional es un lubricante para el proceso de ajuste. Cuando un país puede tomar prestado en el exterior, podrá extender el proceso de ajuste a lo largo de un periodo más prolongado para hacerlo menos severo y doloroso. (Block: 1977, 16).
El crédito internacional posibilita ajustes por periodos prolongados. Ahora bien, siendo la exportación la forma de conseguir recursos que era impulsada por los organismos multilaterales en el sur, estos países debieron multiplicar sus exportaciones para seguirle el ritmo a unas tasas de interés que también se multiplicaban. Pero el resultado fue adverso, pues al aumentar todos los países sus exportaciones, inundaron los mercados con sus bienes primarios, lo que forzó un descenso acelerado y constante en los precios de estos productos. Ver tabla 1.
Tabla 1. Precios de bienes exportados por países latinoamericanos desde 1980 a 1990.
PRODUCTO | 1980 | 1990 | 2001 |
Café (Cents/Kg) | 411,70 | 118,20 | 63,3 |
Cacao (Cents/Kg) | 330,50 | 126,70 | 111.4 |
Aceite de maní (Dólar/ton) | 1090,10 | 963,70 | 709.2 |
Aceite de palma (Dólar/ton) | 740,90 | 289,90 | 297.8 |
Soja (Dólar/ton) | 376 | 246,80 | 204.2 |
Arroz (Dólar/ton) | 521,40 | 270,90 | 180,2 |
Azúcar (Cents/Kg) | 80,17 | 27,67 | 19,9 |
Algodón (Cents/Kg) | 261,70 | 181,90 | 110,3 |
Cobre | 2770 | 2661 | 2645 |
Plomo (Cents/Kg) | 115 | 81,10 | 49,6 |
El café quedó valiendo una sexta parte de lo que fue su precio en 1980, el cacao una tercera parte al igual que el arroz y el azúcar una cuarta parte. Desde luego, podría considerarse que al bajar los precios también se vieron beneficiadas las poblaciones del sur, pero lo que se pretende resaltar es que de esta forma –y probablemente no con el propósito de dañar al sur-, el norte aseguró el beneficio de obtener más baratos y en mayor cantidad los productos provenientes del sur, que eran tanto destinados a la alimentación de la población como a nutrir la producción industrial. La caída de los precios de la materia prima aumentaron el margen de ganancia obtenida por los países más industrializados, cuyos costes de producción bajaron al igual que lo hizo el costo de alimentar a la población. Así, mientras la carrera por exportar hizo que los ingresos de los países latinoamericanos cayeran a una fracción de su valor anterior y por lo tanto se encontraran en enormes dificultades para cubrir sus deudas, los países del norte aumentaron considerablemente su margen de ganancia.
Desde este punto de vista, es posible cuestionar la neutralidad de la deuda externa en cuanto a que para los países del sur implica aceptar las directrices del norte, que en este caso era exportar más para poder pagar, lo que condujo a un incremento de bienestar del norte y no así tan claro en el sur.
Con unos gobiernos irresponsables que se endeudaban a un ritmo desaforado, unos banqueros que se aprovechaban de tal situación, unas tasas de interés que crecían exponencialmente y una caída en los precios de los productos de exportación de América Latina, se volvió inevitable que estallara la llamada crisis de la deuda. Se pagaba deuda con deuda y ésta aumentó. Primero México, luego Argentina y Brasil y más tarde el resto de América Latina declaró que ya no estaban en condiciones de pagar sus compromisos crediticios. Para el centro esta crisis era bastante peligrosa, porque no mas la deuda mexicana era del 44% del capital de los 9 bancos más grandes de EEUU. (Gutiérrez, 2004). Ver tabla 2.
Tabla 2. Créditos acordados con América Latina al momento del estallido de la deuda como porcentaje de los fondos propios de algunos de los principales bancos norteamericanos.
Banco | % de fondos propios |
Morgan Guaranty | 307% |
Chase Manhattan Bank | 335% |
Bank of America | 344% |
Chemical Bank | 370% |
Citibank | 381% |
Manufactures Hanover | 573% |
Como se aprecia en la tabla, la crisis de la deuda no era un problema exclusivamente latinoamericano sino que estaba poniendo en jaque el centro financiero del mundo, por lo que para los países del norte se volvió una prioridad encontrar la forma de que el sur pudiera hacer frente a sus vencimientos.
Al sentirse amenazado el sistema financiero del norte por la cesación de pagos, el FMI hizo su aparición para prestarle a los países endeudados, con lo se lograron dos cosas: por un lado se salvó el sistema financiero del norte y por el otro una parte de la deuda con acreedores privados se convirtió en deuda multilateral condicionada a transformaciones profundas en los Estados endeudados.
Este nuevo crédito abierto por el FMI tiene la característica de venir acompañado de Planes de Ajuste Estructural (PAE) que determinan modificaciones estructurales para los beneficiarios de los préstamos, quedándose estos atados a un sistema ideológico e institucional determinado y sostenido por diferentes medios materiales. Una vez más el manejo de la deuda se piensa en términos de beneficios para el norte y transformaciones obligadas en el sur.
El FMI se vuelve un actor relevante en el tema del endeudamiento del sur y Centro de América, pues la organización internacional empieza a imponer políticas de austeridad para pagar la deuda y cambios estructurales que forzaban el abandono de las políticas proteccionistas y el establecimiento de la apertura económica. De esta forma llegó la flexibilización laboral que pretendía facilitar la inversión extranjera y políticas de liberalización financiera. Así nace el consenso de Washington. Fue así como el endeudamiento de los gobiernos que en importante medida no se tradujo en bienestar para la población sino en el afianzamiento de regímenes populistas muchas veces represivos y en bienestar para los banqueros del norte, pasó a ser, con la intervención del FMI, un tema determinante para los habitantes del sur que debieron responder por la irresponsabilidad ajena acogiendo medidas recesivas impuestas por el norte.
Si bien los artífices del endeudamiento eran tanto del sur como del norte y siendo que gran parte de los acontecimientos que condujeron a la crisis favorecieron al norte y no al sur –caída de precios de la materia prima-; y más aún, que algunos de los detonantes de la crisis tuvieron su origen en el mismo norte -como la subida de las tasas de interés-; fue Latinoamérica quien debió realizar profundos cambios.
Gutiérrez Garza describe así este período:
A diferencia de la etapa de sustitución de importaciones que se basaba en una condición orgánica que permitía crecer y distribuir; en la etapa de la globalización se descansa sobre una nueva condición orgánica que disminuye el crecimiento y distribuye inequitativamente los ingresos, agudizando la marginación social. (...) quedaron atrás los años de crecimiento, de distribución equitativa del ingreso y se esfumaron también los milagros económicos.” (Gutiérrez, 2004, p. 61).
Tabla 3. Deuda externa latinoamericana desde 1950.
Año | Deuda externa (miles de millones de dólares) |
1950 | 2,2 |
1955 | 4,0 |
1960 | 5,8 |
1965 | 9,3 |
1970 | 16,1 |
1975 | 65,2 |
1980 | 257,3 |
1985 | 390,8 |
1990 | 444,1 |
1995 | 573,6 |
2000 | 750,0 |
La parte bilateral de la deuda apareció alrededor de los años 1973-1975 cuando luego del aumento en los precios del petróleo, gran parte del mundo entró en una recesión ante la cual las mercancías del norte empezaron a tener dificultades para encontrar compradores. En este contexto, el centro empezó a prestarles dinero a los países del sur con el fin de que estos fortalecieran sus alicaídos mercados. No obstante, estos créditos no llegaron incondicionalmente al sur, sino acompañados de cláusulas que definían la forma en que debían ser utilizados estos recursos: los créditos que fluían de norte a sur eran rotulados como ayudas al comercio internacional, por cuanto el dinero prestado debía ser utilizado en la compra de las mercancías del norte. (Millet, Toussaint, 2005).
Esta parte bilateral de la deuda representó un negocio redondo para el norte: en primer lugar se logró abrir los mercados del sur para que compraran mercancías del norte, por lo que este último pudo sobreaguar en el contexto de crisis y además de encontrar salida para sus mercancías, el sur debió pagar los préstamos que utilizó para financiar la estabilidad del norte además de los intereses.
Paralelamente, en un momento en que América Latina se encontraba embarcada para buscar las vías de su propio desarrollo a través de un modelo proteccionista que pretendía la industrialización, se encontró con la llegada de mercancías que venían financiadas por los mismos gobiernos del norte. Si bien no se encontraron datos del impacto que tuvieron los prestamos bilaterales en el contexto de la crisis de los años 70, sobre el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) latinoamericano, es posible proponer que la importación de mercancías, por un valor que ascendía a varios millones de dólares pudo tener un impacto en el propósito industrializador que dependía en importante medida de un proteccionismo que mantuviera alejadas o caras las mercancías provenientes del norte.
De lo anterior, no se puede deducir que el fracaso del modelo ISI haya sido causado por el endeudamiento bilateral, mas sin embargo, debe tenerse en cuenta que pudo dificultar su funcionamiento. El punto a destacar es que el surgimiento de este componente bilateral de la deuda estuvo fuertemente ligado al propósito del norte para salvar sus propias economías, mediante la utilización de unas políticas que para el contexto latinoamericano podrían resultar dañinas.
De esta forma, se hace visible cómo el endeudamiento latinoamericano fue propiciado por los países del norte y cómo este endeudamiento ocasionó que Latinoamérica financiara la estabilidad económica del norte durante la crisis causada por los precios del petróleo.