Populismo en los países latinoamericanos

Los gobernantes latinoamericanos financiaron su estadía en el poder con emisión inorgánica que era pagada por la población con un ‘impuesto inflacionario’. Con contadas excepciones –como Colombia- los niveles de inflación se dispararon más allá de lo que el aumento del empleo podría justificar, lo que ocasionó una voluntad casi nula de ahorro en la mayoría de los países, con la consecuencia de que el desahorro se convirtió en consumo que a su vez se tradujo en más inflación.

Dos elementos confluyeron para generar tan altos niveles de inflación, pero ambos relacionados con la irresponsabilidad de los mandatarios. La emisión inorgánica para mantener clientelas y el endeudamiento externo que buscaba el mismo fin –además de la riqueza personal porque en algunos casos la luz de los años ha mostrado que estos mandatarios aumentaron el tamaño de sus bolsillos durante sus periodos de gobierno-. Endeudamiento desaforado, más subida de las tasas de interés internacionales desembocaron en una multiplicación de la deuda externa y la consecuencia fue que los países no pudieron seguir pagando sus compromisos crediticios. Los gobernantes, fieles a su forma de manejar la política se embarcaron en una espiral crediticia digna de ejemplificar el Efecto Ponzi y además aumentaron la emisión inorgánica para darle solvencia a las economías y poder pagar las deudas.

Figura 1. Carlo Ponzi [1].

El origen del Efecto Ponzi se debe al nombre del estafador italiano Carlo Ponzi. Esta representación de estafa es una operación fraudulenta de inversión, que implica el pago de exagerados rendimientos o utilidades y que cuenta con la psicología y la ambición de las personas que intervienen en ella.

Hay que asociar en este punto otro problema que contribuyó a profundizar la crisis: los países latinoamericanos conseguían una importante porción de sus ingresos mediante la exportación de materias primas y al bajar los precios de estas por cuenta del aumento de la producción global de las mismas y de las crisis mundiales de la década de los setentas, se presentó una fuerte disminución en la entrada de divisas y por lo tanto no había moneda para pagar los anticipos. Con déficit de divisas e hiperinflación, los capitales nacionales y foráneos salieron en desbandada.

Iniciando la década de los ochenta, uno tras otro los países latinoamericanos declararon la moratoria en los pagos de la deuda externa en el contexto de la llamada crisis de la deuda externa. Tal situación generó la llamada década perdida de América Latina que fue un periodo en el que el crecimiento del PIB de la mayoría de los países fue mínimo o incluso negativo. En promedio, el crecimiento económico entre 1981 y 1990 fue de 1% anual frente al 5,8% de la década anterior. No es difícil intuir entonces la respuesta que dieron algunos gobiernos como el boliviano, cuando obtuvieron un crecimiento del -5,6% y procuraron reactivar la economía: emisión inorgánica. Y más inflación. (OASIS - Observatorio de Análisis de los Sistemas Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, 1996).