Populismo argentino
El populismo argentino nos permite identificar ciertos aspectos claves de este tipo de gobierno, si se tiene en cuenta que este país presenta una tradición, quizá más extendida que la de otros Estados, en la que el populismo se ha constituido en parte fundamental de la manera cómo la sociedad y el Estado se entiende.
Variantes del populismo en Argentina, como el peronismo y las asociadas a Carlos Menem o Cristina Fernández muestra que el populismo en este país hace parte de la institucionalidad misma de la política y de la identidad argentina.
- Política económica y social
Dar cuenta del populismo en Argentina exige aproximarse, en primera medida, a las políticas económicas y sociales que este país vivió durante la primera mitad del siglo XX. Ya que en este periodo se configuraron una serie de medidas de política económica y social que le dieron un papel mayor al Estado dentro de la vida de la población, en comparación con el que se veía en décadas anteriores.
- Crisis del 29 y sus impactos en las importaciones de bienes primarios
Esta situación hizo que en Argentina se promoviera un desarrollo orientado hacia el interior y que impulsara el crecimiento de los sectores medios de la población, con el fin de generar un mercado interno más robusto para mitigar la crisis económica. Esta crisis fue llamada por muchos como la Gran Depresión.
En 1929, el derrumbe y la extrema volatilidad de los precios de las acciones llevaron a que los consumidores y las firmas dejaran de gastar. En el episodio reciente, el derrumbe de los precios de la vivienda y de los precios de las acciones ha reducido la riqueza y debilitado la confianza y ha llevado a fuertes aumentos de la tasa de ahorro cuando los consumidores se sienten agobiados por la gran reducción de la riqueza y su carácter aún más incierto. (Romer, 1990).
- El control de cambios
A través del control de cambios el Estado argentino tuvo un papel importante dentro de la economía nacional y una cierta capacidad de controlar la entrada de capitales foráneos y al mismo tiempo proteger su producción nacional. Para proteger la industria local, se procedió a la implementación del control de cambios y a la depreciación de la moneda, lo que se tradujo en un traslado de ingresos del sector agrícola al industrial. Esta es claramente una intervención del Estado y es resultante de un reclamo de protección por parte de los sectores involucrados, necesario para la implementación de las políticas dirigidas a sortear los efectos de la crisis. El aparato estatal va -de esa manera- a convertirse en el lugar desde donde generar mecanismos atenuantes en dirección a salvar la estructura dominante. O sea, que el crecimiento del rol del Estado está vinculado a atender las necesidades de reproducción del sistema capitalista y no a un repentino posicionamiento estatista del liberalismo económico dominante. Es el reconocimiento -en todo caso- de que ya no era útil a esa reproducción el viejo orden oligárquico-agroexportador. (Rajland, 2008, p. 63-34).
“El Control de cambio es una medida oficial que se toma para proteger tanto el valor de la moneda local como las reservas internacionales de un país mediante la restricción de la compra y venta de divisas. El Control de Cambio es una intervención oficial del mercado de divisas, en la que los mecanismos normales de oferta y demanda quedan total o parcialmente fuera de operación y en su lugar se aplica una reglamentación administrativa sobre compra y venta de divisas. En un control de cambio se imponen un conjunto de restricciones tanto cuantitativas como cualitativas de una entrada y salida de cambio extranjero.” (El Mundo, 2013).
- Mejora de condiciones sociales
Las políticas dirigidas a las pensiones, a las prestaciones por desempleo, a las asignaciones familiares, a la salud, la educación y a la reducción de los costos de bienes básicos permitieron que el Estado garantizara ciertas condiciones de vida para la población, fenómeno que promovió el crecimiento económico, pero que al mismo tiempo dotó al Estado de herramientas para generar una cierta dependencia por parte de la población; situación que sin duda, explica en parte el desarrollo de los populismos en este país. (Rajland, 2008, p. 26).
- Crecimiento del Estado argentino
Se introdujo con el gobierno de Perón, en 1944 el expresidente argentino llama la atención sobre la necesidad de intervenir los salarios como condición de la estabilidad económica del país. Las siguientes fueron sus palabras:
La República Argentina produce en estos momentos el doble de lo que consume; es decir, la mitad de lo que produce sale al exterior. Yo me pregunto si cuando termine la guerra será posible seguir colocando nuestros productos en Sud África, Canadá, Centro o Sud América, en competición con los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia, etc. Cuando ya no sea posible exportar, si conseguimos sólo el cincuenta por ciento, ¿cuál será la situación de nuestra industria, de nuestra producción? Habrá una paralización del cincuenta por ciento y veremos un millón de argentinos desocupados que no tendrán en qué trabajar y con qué vivir. No habrá otro remedio que aumentar el consumo. Y el consumo, en una circunstancia como la que se nos va a presentar, solamente podrá aumentarse elevando los sueldos y salarios para que cada uno pueda consumir mucho más de lo que consume actualmente.[1]