Nuevo Orden Económico Mundial , NOEI, una propuesta de mejora en el comercio y desarrollo de la relación de los países Sur-Norte
El debate en torno del NOEI condujo a la preparación de Informe Brandt, antes mencionado. La perspectiva de los autores del Informe para encarar esta problemática es la de los intereses mutuos. Esta perspectiva suscribe los planteamientos programáticos del NOEI, sin perjuicio de lo cual el cambio de las condiciones a favor del Sur no necesariamente ha de ir en desmedro de los intereses del Norte. En este enfoque, el conflicto Norte-Sur no es del tipo “suma 0”, donde las ganancias de una parte necesariamente son las pérdidas de la otra.
Si las reformas conducen a un NOEI y éste es más justo, duradero y equilibrado que el actual, no solamente el Sur sino también el Norte se verán beneficiados. Por ejemplo, si el Norte abandona sus posiciones proteccionistas frente a las importaciones de productos industriales baratos provenientes del Sur, los países del Sur podrán mejorar su capacidad de compra en los países industrializados, con beneficio directo para éstos.
En consecuencia, la tarea central de las negociaciones debería ser la identificación de áreas de intereses mutuos y su definición práctica, sin que ninguna parte pueda esperar obtener ventajas unilaterales. Se trata, por cierto, de una posición de compromiso y de carácter moderado compatible con estrategias de cambio parcial que se diferencia de otras posturas, como las de defensa “ciega” de los intereses de los países ricos, las actitudes “asimilacionistas” de algunos países de reciente industrialización, que procuran parecerse lo más posible a los países del Norte, o las tesis revolucionarias.
Estas últimas ofrecen diversas alternativas: una propuesta de carácter más bien utópico consiste en la ruptura del actual sistema mediante la “desvinculación” del Sur, que en adelante promovería su desarrollo a través de relaciones “Sur-Sur”, minimizando las relaciones con el Norte. Otra tesis, de raíz marxista, propugna el cambio del sistema a través de la lucha política contra las estructuras opresivas del imperialismo, el neocolonialismo y el racismo, que mantienen a los pueblos del Tercer Mundo en una condición de subdesarrollo conveniente para los intereses del capitalismo transnacional.
Esta postura resulta poco convincente si se considera que los países que han llegado a suscribirla como tesis oficial se cuentan entre los que a lo largo de varias décadas han hecho menos progresos para salir de la condición de subdesarrollo, situación que es muy difícil atribuir tan sólo a la acción del imperialismo. Tampoco explica esta tesis la activa búsqueda de vinculaciones con las economías occidentales que protagonizan importantes estados socialistas, ni las políticas manifiestamente no imperialistas de diversos países capitalistas avanzados.
Sin perjuicio de volver a examinar más adelante algunas tesis de carácter general, es necesario estudiar brevemente algunos planteamientos específicos sobre la vinculación entre comercio y desarrollo. En el campo de los productos primarios, los intereses fundamentales de los países en desarrollo son mejorar la relación entre las exportaciones y el desarrollo y controlar el fenómeno de inestabilidad de los precios.
En primer lugar, estos países consideran que las estructuras comerciales vigentes conspiran contra su objetivo de lograr mayores niveles de procesamiento local de los productos de exportación, de manera de crear más ocupaciones y mejorar sus ingresos. Así, en el terreno de los aranceles aspiran a la supresión de la protección “escalonada” vigente en el Norte, que consiste en que el nivel de protección tiende a ser más alto mientras mayor es el nivel de procesamiento local (valor agregado) de los productos. De este modo, los países industrializados están protegiendo a las industrias establecidas en sus territorios y dificultando la industrialización orientada a la exportación en el Sur. Como se ha visto anteriormente, en el terreno no arancelario las oportunidades de manipulación con el mismo objetivo son muy amplias. En términos generales, con la excepción parcial de los SGP (ver sección anterior) este objetivo de liberalización no ha sido alcanzado.
Los países en desarrollo también esperan contar con un mayor grado de asistencia multilateral para el desarrollo industrial de las materias primas. Hasta el presente cuentan solamente con recursos muy limitados, a través de mecanismos de asistencia del Fondo de Materias Primas acordado en la UNCTAD V y con cierta asistencia comercial, a través de un centro de la UNCTAD y el GATT, que se encuentra en Ginebra. En el contexto recesivo y conflictivo de los últimos años, el panorama para un incremento de este tipo de asistencia se ve más bien sombrío.
La inestabilidad de los precios y la teoría centro- periferia
Una preocupación fundamental son los precios de los productos primarios, que como resultado de diversos factores de orden económico y político se caracterizan por su inestabilidad. Los países exportadores son muy vulnerables por este concepto, debido a que por lo general sus ingresos de exportaciones provienen en muy altas proporciones de uno o unos pocos productos. La disminución de la inestabilidad de los precios es, por consiguiente, un importante objetivo político de las exportaciones frente a los principales importadores en el Norte.
Pero no es suficiente estabilizar los precios; también se requiere buscar niveles satisfactorios para los mismos, en función de los requerimientos del desarrollo. Los economistas han debatido largamente las tendencias de largo plazo de los precios de los productos primarios y sus relaciones con los precios de los productos industriales.
Bajo la inspiración de su primer Secretario Ejecutivo, Raúl Prebisch, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) lanzó a comienzos de la década de 1950 la tesis según la cual la posición económica internacional de los países de la “periferia” (países en desarrollo) se deteriora a largo plazo frente a los países del “centro” (industrializados), debido a que los precios de los productos primarios tienden a la baja en relación con los de los productos industriales. El análisis se basa en la premisa de considerar que los procesos de desarrollo en los niveles del centro capitalista y de la periferia se encuentran estrechamente relacionados, contribuyendo cada nivel a explicar en alguna medida el comportamiento del otro.
La operación del sistema hace crecer la brecha de ingreso entre centro y periferia, contradiciendo los postulados de la teoría clásica del comercio internacional, según la cual la especialización de los países en las producciones en que poseen las llamadas “ventajas comparativas” y el incremento del comercio deberían tender a maximizar el bienestar de las diversas economías participantes, reduciendo en el largo plazo las desigualdades en los niveles de desarrollo. Si bien en los procesos cíclicos de la economía es posible que los precios de los productos primarios suban transitoriamente en forma más pronunciada que los productos industriales, cuando la tendencia es a la baja -como ocurre en los períodos recesivos-, la caída de los productos primarios tiende a ser más aguda que la de los productos industriales.
Por otra parte, la especialización en la producción primaria contribuye a mantener el subdesarrollo, en la medida en que ésta tenga lugar en “enclaves” escasamente relacionados con el resto de la economía que no se beneficia de los adelantos técnicos utilizados en los “enclaves” exportadores. Por no ser éste un texto de desarrollo económico o economía internacional, no es el lugar apropiado para desarrollar y evaluar las tesis de la CEPAL bajo Prebisch, que sólo se han esbozado de manera primaria y parcial.
Necesariamente, las tesis sobre la relación centro-periferia y el comercio internacional debían despertar reacciones críticas, tanto de carácter teórico y metodológico como empírico. Para nuestros fines, basta señalar que actualmente prevalece el punto de vista de que no es identificable una tendencia única de largo plazo en los precios de uno y otro tipo de mercancías. No obstante, el modelo de Prebisch es acertado al enfatizar las interrelaciones entre los procesos centrales (Norte) y periféricos (Sur). Además, en ciertos períodos como los primeros años de la posguerra ha sido manifiesto el deterioro del poder de compra de los países en desarrollo, especialmente en América Latina. En dicho período, el deterioro se produjo en parte por razones políticas, ya que durante la guerra los países latinoamericanos debieron mantener en su poder fondos de exportaciones de productos estratégicos a Estados Unidos -realizadas a bajos precios-, para luego verlos desvalorizarse al subir los precios de las manufacturas en la posguerra. En las dos últimas décadas la tendencia de los precios también parece ser compatible con la tesis de Prebisch, con excepción del caso del petróleo, que ya ha sido examinado.
En general, la problemática de los precios se ha encarado mediante sistemas de intervención, en el mercado y de provisión de ayudas especiales. Ya se hizo referencia a los acuerdos de materias primas. Las ayudas especiales consisten en fondos otorgados a países afectados por caídas bruscas e imprevistas en sus ingresos de exportación. Para este efecto existe una “ventanilla” en el FMI (que debe entender también solicitudes de ayuda originadas por otras causas) y el mencionado fondo STABEX de la UE, destinado a los países ACP. En ambos casos se trata de recursos de emergencia que cubren una pequeña parte de las necesidades de los países afectados por tales crisis.
Prácticamente todos los países en desarrollo aspiran a alcanzar mayores niveles de desarrollo por la vía de la industrialización. A comienzos de la década de 1980 estos países generaban entre 9 y 10% de las manufacturas en el mundo. En diversos foros, especialmente la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), estos países han expresado su aspiración de alcanzar hacia el fin del siglo un nivel del 25% de la producción industrial global. Para lograr esta ambiciosa meta tendrían que impulsarse políticas nacionales e internacionales que les facilitaran un desarrollo industrial mucho más dinámico que el de los países del Norte. Estos últimos obviamente no han apoyado la meta de desarrollo señalada, en la que ven un peligro para su actual preeminencia económica. Desde la perspectiva de intereses mutuos defendida, por el Informe Brandt, no obstante, esta postura desconocería algunas de las ventajas de un proceso de esta especie para el Norte.
Aunque los países en desarrollo están incrementando sus ventas industriales al Norte, sus importaciones de productos de esta naturaleza en el Norte son y seguirán siendo ampliamente superiores. De hecho, el desarrollo industrial en el Sur genera a largo plazo una mayor demanda de todo tipo de exportaciones del Norte, especialmente bienes de capital, productos de alta tecnología en general y servicios especializados.
También debe considerarse que los consumidores en los países industrializados se ven beneficiados por la disponibilidad de manufacturas originarias del Sur, que en muchos casos son similares a los productos tradicionales, pero cuestan menos. En último término, una creciente industrialización en el Sur puede constituir un poderoso estímulo para mantener el desarrollo del Norte, en la medida en que los países altamente industrializados no insistan en mantener artificialmente aquellos rubros industriales en que los países en desarrollo dan muestras de mayor eficiencia.
De acuerdo con este criterio, los sectores industriales del Norte deberían adaptarse a las nuevas condiciones de competencia internacional, orientándose en general a producciones en que tienen ventajas, en especial productos de alta tecnología y/o de elaboración altamente automatizada. Según la misma concepción global, los países en desarrollo ganarían espacios para la producción y comercialización de bienes que requieren elevados insumos naturales o que utilizan tecnologías simples o intermedias. Hasta él presente no existe consenso político entre los dos grupos de países en torno a este problema de readecuación de los sectores industriales.
