Cuestionamientos de la interdependencia
¿Qué tiene que ver con la relación entre los estados y los más poderosos los agentes no estatales?. En el pasado existieron ocasiones en que se observaron intereses encontrados que llevaron a una competencia entre unidades estatales y no estatales, bajo la interdependencia surgida por el alto nivel de interconexiones en materia internacional. Este tipo de fenómenos debería reeditarse, aunque bajo condiciones diferentes a las que existieron en el pasado. Las relaciones entre empresas multinacionales y estados débiles en los que operan cada vez en menor grado son de confrontación, como lo fueron a comienzos del siglo en América Central y el Caribe.
Pero eso no quiere decir, sin embargo, que sean perfectamente armónicas. Estas empresas han aprendido a convivir con legislaciones que las obligan a tributar y a aceptar costos laborales que a veces son altos. Tampoco quiere decir que existan grandes presiones, políticas o económicas, para que las políticas económicas de los gobiernos favorezcan el desarrollo de los sectores productivos, comerciales o financieros en los cuales se desempeñan, o para que las decisiones de las entidades gubernamentales conduzcan a la compra de sus productos sobre los de la competencia. Casos de sobornos por parte de compañías multinacionales a empleados gubernamentales del Tercer y aun del Primer Mundo están a la orden del día.
En general, las multinacionales han aprendido a convivir con los distintos instrumentos utilizados por los gobiernos tercermundistas para controlarlas, lo cual no ha conducido a una armonía de intereses sino a caminos diferentes de la confrontación tradicional para solucionar los conflictos.
Los Estados en un mundo de creciente interdependencia son más permeables que en el sistema internacional basado en los estados, como los concibe el modelo tradicional. Este hecho, sin embargo, tiene consecuencias que han dividido las conclusiones de los analistas. De una parte están quienes se refieren a una “pérdida de control” por parte de los estados con relación a los asuntos internacionales. De otra, se localizan quienes consideran que no ha habido una pérdida como la mencionada, sino que se han modificado los mecanismos de control. Keohane y Nye consideran que los estados nunca han tenido un control total de sus relaciones con los diversos agentes del sistema internacional. De hecho, en el concepto de “equilibrio de poder”, implícito en el paradigma internacional, estaban los estados viéndosen afectados por sus relaciones con los demás.
En un mundo interdependiente se puede haber “pérdida de control” sobre algunos actores particulares y en algunos campos específicos. Sin embargo, dicho fenómeno no es uniforme y constante en los distintos aspectos, países y momentos. Implica, eso sí, diferentes relaciones y procesos políticos, y lleva consigo un alto grado de permeabilidad que puede afectar a su vez la política interna y las relaciones de los agentes estatales con otros actores locales. Kaiser considera, incluso, que las propias estructuras institucionales se ven afectadas por el fenómeno de transnacionalización, lo que podría implicar una erosión del sistema democrático.
Las fuerzas del progreso en nuestro mundo interdependiente tienen el efecto de profundizar una multinacionalización de actividades previamente internas, y de intensificar los choques en la toma de decisiones con marcos multinacionales.
También surgen interrogantes sobre la estructura de poder a nivel internacional. Así, ¿tienen las relaciones transnacionales Norte-Sur exactamente la misma naturaleza que las relaciones interestatales? ¿Permite el mayor grado de vulnerabilidad de los agentes una apertura para los agentes originarios del Sur?
Una vez más, las respuestas a estas preguntas son ambiguas. Es claro que la mayor parte de los actores de los países fuertes tienen a su disposición un mayor número de recursos de poder que aquellos provenientes de los países débiles. Keohane y Nye previenen sobre los peligros de una “nueva retórica de la interdependencia”, en la medida en que ésta podría llegar a confundirse con una supuesta transición a un estado de armonía de intereses, detrás del cual quedarían sepultadas las demandas de los países del Sur.
Los mismos autores han señalado que la interdependencia implica costos y que por lo general es asimétrica. La interdependencia asimétrica puede utilizarse como un recurso de poder que podría prometer a sus usuarios lograr resultados efectivos. Puesto que la política internacional se caracteriza precisamente por la asimetría entre los actores en la mayor parte de los asuntos que los relaciona, el proceso de negociación tiene gran importancia, y en él se intentarán diversos tipos de estrategias. En general, sin embargo, los actores más fuertes son los que se encuentran en los estados más poderosos, lo que señala los límites de la difusión del poder y de la fragmentación de los recursos en el sistema internacional.
En síntesis, la adopción del enfoque transnacional es útil como critica de algunos aspectos de los modelos tradicionales, y como corrección y complemento de las proposiciones formuladas a nivel interestatal. El enfoque permite identificar una amplia gama de actores no estatales, así como analizar la proyección hacia el sistema internacional de una variedad creciente de asuntos cada vez más interrelacionados debido al estrechamiento de las comunicaciones entre los estados y las sociedades.
Aunque a fines del siglo pasado pueden haber sido relativamente mayores ciertos niveles de interdependencia internacional, el impacto de las relaciones interdependientes contemporáneas se incrementa debido a la velocidad y globalidad que alcanzan muchas interacciones.
