Análisis del auge e importancia de las Organizaciones No Gubernamentales

Organizaciones Gubernamentales (OIG)

Para la selección de este tipo de organizaciones se utiliza un criterio basado en tres requisitos principales: 1) Que estén constituidas por instrumentos formales de acuerdo entre los gobiernos de algunos estados-naciones; 2) Que incluyan tres o más estados-naciones como partes del acuerdo; y 3) Que tengan una secretaría permanente para tratar las actividades ordinarias.

Los editores del anuario consideran que una OIG es cualquier organismo que “está establecido por firma o acuerdo entre gobiernos, el cual implica obligaciones, independientemente de que el acuerdo sea público o no. Si cualquier organización se declara a sí misma como no gubernamental, así se acepta por los editores.

Organizaciones No Gubernamentales (ONG)

Existe, por otra parte, una definición para Organizaciones No Gubernamentales que ha sido formulada por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC):

“Cualquier organización internacional que no sea establecida por acuerdos intergubernamentales se considera una organización no gubernamental (... ), incluyendo a organizaciones que, acepten miembros designados por autoridades gubernamentales, siempre y cuando esta calidad de miembro no interfiera con la expresión libre de las opiniones de la organización”.

Un criterio legalista para distinguir entre Organizaciones Inter-Gubernamentales (OIG) y Organizaciones No Gubernamentales (ONG). La mayoría, aunque no todas las OIG, solamente incluyen miembros gubernamentales y en la práctica muchas ONGs tienen tanto miembros gubernamentales como no gubernamentales. Estas definiciones deben aceptarse con cautela, en la medida en que se conozcan las dificultades para avanzar hacia algo más preciso.

Análisis de las ONGs desde lo cuantitativo

Los datos consignados en el Anuario de la UAI ofrecen diversas alternativas. Entre 1909 y 1984 las OIG han aumentado de 37 a 365 entidades, y las ONG de 176 a 4615, cómputo que considera el criterio más restrictivo de definición: los cuerpos internacionales convencionales. Es claro que aquí quedan fuera instituciones de gran importancia en el escenario de la política internacional, como son las organizaciones internas de inclinación internacional y las empresas multinacionales, unas y otras tienen una mayor importancia por las funciones que han ido asumiendo que por sus números absolutos. Parece claramente aconsejable, por consiguiente, incluirlas entre los actores no estatales.

Según la UAI se podría llegar a una cifra de más de 22.400 ONGs, según un estudio basado en cifras de esta entidad y de otras fuentes corrobora la conclusión de que hay un importante aumento en el número e importancia de las ONG, especialmente en el período de la posguerra. Los criterios utilizados en esta investigación fueron:

  1. El número de ONG, que, como se ha visto, aumenta en forma sostenida: la tasa de crecimiento de la cantidad de ONG sube notablemente después de la Segunda Guerra Mundial y, en cambio, presenta periodos de declinación en los años de los conflictos mundiales, 1914-1918 y 1938-1945.
  2. El número de representaciones nacionales en las ONG, entendido como el número de países que tienen individuos, organizaciones o representantes gubernamentales en estas entidades: por este concepto se observa también un crecimiento.
  3. El alcance e intensidad de actividad de las ONG.
  4. La interconexión entre las ONG.
  5. La distribución de las ONG por áreas de actividad.
  6. La distribución de estos actores a través de los países.

En general, se encuentra una tendencia hacia el crecimiento, y se considera que las motivaciones nacionales para participar en las ONG obedecen a un doble criterio: los altos niveles de desarrollo tecnológico y económico, y la vigencia de ideologías pluralistas. La conclusión es que “cuanto más desarrollado está un país, mayor será su participación en las ONG”.

Análisis de las ONGs desde lo cualitativo

Si bien el incremento cuantitativo de actores no estatales registrado en la sección anterior es un buen indicio de la importancia que éstos han ido adquiriendo en la política internacional, vale la pena intentar una aproximación al mismo fenómeno desde un punto de vista cualitativo.

Se puede observar el papel que han desempeñado las empresas multinacionales o transnacionales después de la Segunda Guerra Mundial, desde la fase de estructuración del sistema de posguerra, pues se ha producido un auge inusitado en la actividad de estas empresas, que han llegado a ser agentes significativos en el contexto internacional.

Las grandes compañías cuentan con oficinas de asuntos extranjeros, cuyos miembros negocian con representantes de estados soberanos sobre una amplia gama de asuntos, que van desde las normas jurídicas destinadas a regular sus actividades hasta complejos problemas políticos.Y como consecuencia de la magnitud de las operaciones de estas empresas, se han desarrollado múltiples interconexiones con entidades estatales y otros actores no estatales, de ahí que las relaciones con los estados son tanto de cooperación como -en muchos casos- de conflicto.

En el campo de las organizaciones políticas también ha existido una actividad transnacional relevante, que se ha intensificado durante los últimos cuarenta años. Antes se mencionó la existencia, desde finales del siglo XIX, de organizaciones internacionales de sindicatos, en la actualidad se mantienen estas y otras alianzas y acuerdos de cooperación, en la medida en que han persistido las disputas ideológicas a la división bipolar del mundo.

En América Latina, por ejemplo, durante la década de 1950 se crearon varias confederaciones sindicales a nivel internacional, las cuales tuvieron -y aún mantienen- estrechas relaciones con entidades mundiales que han tomado posiciones oficiales en torno de los principales hechos de la política internacional. Entre ellas pueden mencionarse la Central única de Trabajadores de América Latina (CUTAL) creada en 1949; La Confederación Interamericana de Trabajadores (CIT), creada en 1948; la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), fundada en 1951; la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalizados (ATLAS), creada por Juan Domingo Perón en 1952; y la Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLSC), que nació en 1954 como versión regional de otra agremiación mundial, la International Federation of Christian Trade Unions, que había sido fundada en La Haya en 1920.

Figura 1. Politicas migratorias en Alemania.

Los partidos políticos han tenido también una larga tradición de alianzas e interconexiones transnacionales. En la actualidad existen “internacionales” social-demócrata, demócrata cristiana y liberal; cada una agrupa a partidos nacionales con los cuales comparten principios ideológicos , y en algunos casos, la cooperación entre éstos ha alcanzado niveles considerables. Tal fue el caso de la Segunda Internacional, la cual agrupó a los principales partidos socialistas europeos durante la primera mitad del presente siglo. Sus acciones más notorias estuvieron relacionadas con el apoyo prestado a los socialistas durante la Guerra Civil Española y la posterior oposición al régimen autoritario de Francisco Franco. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la organización mencionada desapareció, lo mismo que el Comité en que se agrupaban los partidos comunistas del mundo, cuyos hilos eran manejados desde Moscú.

De la primera de ellas, sin embargo, surgió la Internacional Socialista, una nueva versión que se acercó ideológicamente a la social-democracia y que intentó en la Guerra Fría combatir contra las amenazas a la democracia impuestas tanto por el comunismo como por la extrema derecha. La IS aceptó en 1952 ampliar el alcance regional de sus partidos miembros y recibió a una serie de organizaciones de América Latina. Ya en 1984, pertenecían a la IS 49 partidos políticos, de los cuales 14 pertenecían a-países americanos, y en ese mismo año, 19 partidos o movimientos políticos formaban parte de la Organización Demócrata-Cristiana de las Américas, la que a su vez pertenecía a la Unión Demócrata-Cristiana Mundial, de origen europeo y en cierta medida la contrapartida de la IS.

Algunas de estas ONG llegaron a tener una participación muy activa en algunos procesos políticos a nivel internacional. La IS alcanzó un gran éxito con la llegada de la social-democracia al poder en Alemania, Austria, Suecia, Francia, Israel, Portugal y España, conducida por Helmut Schmidt, Bruno Kreisky, Olof Palme, Franrois Mitterrand, Shimon Peres, Mario Soares y Felipe González, respectivamente. Esta corriente también alcanzó algunos éxitos electorales en América Latina, y se vio envuelta en algunos de los procesos más importantes de la zona, como la crisis centroamericana.

En el momento de la victoria de la revolución sandinista, varios países europeos se encontraban bajo gobiernos de partidos afiliados a la IS y entraron a apoyar la revolución nicaragüense. Antes de la victoria, el 17 de julio de 1979, habían existido contactos entre las dos partes. El “Comandante Cero”, Edén Pastora, había asistido al Congreso de Vancouver y, luego de la victoria, otros países europeos que adoptaron la línea de la IS en varios casos entraron a apoyar al nuevo gobierno nicaragüense.

La relevancia de las relaciones de partido a partido para los procesos mundiales se hizo evidente para los Estados Unidos, país que permaneció largo tiempo al margen del creciente volumen de actividades en este campo. En 1983 Washington creó el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), con el fin de coordinar los esfuerzos de partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales de todo el continente americano, para promover la democracia.

Figura 2. Logo del Fondo Nacional para la Democracia

Fuente: By Vadyua - Own work (2016) Logo non-governmental organization National Endowment for Democracy (NED) CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=52483510

Otro campo de actividad política en donde han existido interconexiones transnacionales es el de la lucha revolucionaria. ”Éste se basa en la creencia de que la lucha para instalar el socialismo es un fenómeno internacional que tendrá éxito inevitablemente como resultado de las contradicciones que lleva consigo el sistema capitalista. El llamado de Marx y Engels, “Proletarios de todos los países”, se ha reflejado en varios intentos por consolidar formalmente instituciones y organismos que “empujen” la lucha revolucionaria. El Partido Comunista de la Unión Soviética buscó relaciones de cooperación con partidos comunistas de todo el mundo mediante la creación del Cominform y del Comintern. Posteriormente se han observado relaciones transnacionales entre grupos revolucionarios.

Figura 3. Ernesto "Che" Guevara.

Fuente: By Alberto Korda (Museo Che Guevara, Havana Cuba) [Public 4domain], via Wikimedia Commons

En 1967, por ejemplo, uno de los principales asesores estratégicos de Fidel Castro en la revolución cubana, el argentino Ernesto “Ché” Guevara, fue muerto en Bolivia en momentos en que intentaba crear una serie de “focos” guerrilleros para promover la revolución en todo el continente. En el diario que llevaba consigo en el momento de su muerte, Guevara se refería a la necesidad de crear varios “Vietnams” en el continente. Ello condujo a que algunos grupos guerrilleros que nacieron o se fortalecieron durante la época contaran con el apoyo del régimen de Fidel Castro, lo cual a su vez alteró las relaciones políticas con varios países, especialmente aquéllas que se dieron en el seno de las organizaciones del Sistema Interamericano, de las cuales fueron excluidos los representantes cubanos en 1962. Ante el fracaso de los intentos por repetir el experimento cubano en otras naciones americanas, Cuba dejó de apoyar actividades insurreccionales en el continente y en cambio las dirigió hacia el África, en donde obtuvo éxitos con la ayuda a movimientos que alcanzaron el poder por las armas en Angola y Etiopía en los años 70.

En 1966, en La Habana, fue creada la llamada “Tri-Continental”, a la cual pertenecieron varios partidos revolucionarios marxistas-leninistas de Asia, África y América Latina. Esta organización creó una Secretaría Permanente, la cual ha sido activa en la promoción de publicaciones revolucionarias y ha realizado varias reuniones internacionales, con diferentes grados de éxito.

En África se han conocido varios tipos de interconexiones y relaciones transnacionales de parte de los movimientos revolucionarios. En la lucha contra el colonialismo portugués, seis movimientos de liberación crearon la Conferencia de Organizaciones Nacionales en las Colonias Portuguesas (CONP), la cual llegó a firmar acuerdos de cooperación militar con el Congreso Nacional Africano (CNA), que lucha contra el régimen de minoría blanca en Sudáfrica, y con la Unión Popular del Zimbabwe Africano (ZAPU), que luchó exitosamente por el cambio de régimen en Rhodesia organizaciones rivales de las ya mencionadas han actuado en forma coordinada.

Figura 4. Bandera de Mozambique.

Fuente: By User (2013) Flag of Mozambique; independent from Portugal since 1975, Nightstallion - From the Open Clip Art website., CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=433100

La transnacionalización de los movimientos revolucionarios, tanto en África como en otras regiones, se ha visto sin embargo limitada por los objetivos particulares de los diversos grupos. Aunque comparten muchos intereses y objetivos a nivel ideológico, aparecen numerosas diferencias prácticas, en función de los objetivos de toma del poder estatal de estos grupos. Recientemente se ha notado también el surgimiento de agentes y vinculaciones transnacionales de carácter contrarrevolucionario, que han emulado algunos métodos de las organizaciones revolucionarias, siendo imposible ignorar, entre los grupos que recurren a las formas no convencionales de violencia internacional, a los grupos terroristas, que suelen coordinar acciones entre sí.

En todos estos casos, sin embargo, se presentan grandes dificultades para determinar los márgenes de autonomía real de los grupos y la naturaleza de sus relaciones -generalmente encubiertas- con diversos gobiernos que se valen de estos agentes como instrumentos de hostilización de otros actores.