Relaciones transnacionales y sus principales autores
Este tipo de interacciones (de organismos y entidades no estatales), que son solamente una parte de las “relaciones transnacionales”, ha existido desde tiempo atrás. Arnold Wolfers había escrito en 1959 que: EI Vaticano, la Compañía Petrolera Árabe-americana y un grupo de entidades no estatales tienen en ocasiones la posibilidad de afectar el curso de los eventos internacionales. Cuando esto sucede, estas entidades se convierten en actores en la arena internacional y en competidores del estado-nación.
Raymond Aron, por su parte, se refirió a la existencia de una “sociedad transnacional” en su obra Paz y Guerra entre las Naciones, publicada por primera vez en 1962. Éstas son sus características: “La sociedad transnacional se manifiesta por los intercambios comerciales, las migraciones de individuos, las creencias comunes, las organizaciones que trascienden más allá de las fronteras”. (Donadío, 2003)
Es fácil ilustrar con ejemplos la vitalidad de la sociedad transnacional. Antes de 1914, los intercambios económicos disfrutaban, en toda Europa, de una libertad que el patrón oro y la convertibilidad monetaria garantizaban mejor aún que la legislación. Los partidos obreros estaban agrupados en una Internacional. La tradición griega de los Juegos Olímpicos había sido reanimada.
Posteriormente menciona algunos casos más, relevantes para el sistema internacional, de acciones emprendidas por la “sociedad transnacional”: una cierta homogeneidad existente en el fondo de las creencias religiosas por parte de todas las iglesias; la existencia, desde la sociedad helénica del siglo v, de tratados y otros instrumentos para lograr una convivencia pacífica, y el derecho internacional público basado en la aceptación de las partes de los compromisos adquiridos en ellos: el principio de pacta sunt servanda.
