Directorio Internacional y el Concierto Europeo
En 1914 se escalonaron muchas conferencias internacionales, amplias o estrechas, que reglamentaron la suerte de Europa e incluso la de territorios no europeos. Un gobierno internacional real aparece y se manifiesta de manera episódica. Las grandes potencias europeas resuelven problemas políticos, distribuyen y reparten territorios. De este modo, registran y a veces garantizan los efectos de las nacionalidades que despiertan; en unos casos, se consigue la independencia nacional por vía de secesión, en otros, la reagrupación geográfica en el marco de la unidad nacional.
La intervención de las potencias se manifiesta en particular en la dislocación del Imperio otomano, entre 1825 y 1914. En Londres, en julio de 1827, Francia, Inglaterra y Rusia deciden que van a apoyar la causa de los griegos sublevados. El 3 de febrero de 1830, garantizan la independencia griega y en 1832 eligen un soberano al que le aportan su apoyo financiero.
Los grandes congresos consagran nuevas independencias a menudo bajo la forma transitoria de estado vasallo. Al acabarse la guerra de Crimea, en 1856, el congreso de París que marcó la entrada de Turquía en el concierto europeo, otorgó la garantía internacional a los principados moldovalaquios y a Serbia. El congreso de Berlín, en 1878, consagró la independencia de Montenegro, de Serbia y de Rumania, y transformó a Bulgaria en principado autónomo y vasallo que proclamó su independencia treinta años después. A finales de siglo, la intervención europea tomó las armas y logró la administración internacional de Creta. En 1913, el tratado de Londres creó el principado de Albania.
Pero ya desde la segunda mitad del siglo XIX se desarrollaban guerras nacionales cada vez más demoledoras, en las que pueblos enteros se enfrentaban con sus vecinos, generando resentimientos nacionales perdurables.
El Concierto Europeo o Unión de las potencias conservadoras europeas, fue reemplazado seguidamente por la hegemonía alemana de Bismarck y por la política de bloques, postergando así las aspiraciones de crear los Estados Unidos de Europa, unión de todos los Estados de ese continente.
Durante los tres últimos decenios del siglo XIX el capitalismo de libre cambio, de libre empresa y libre comercio, se transforma en capitalismo monopolista y nace el imperialismo, el cual marca claramente el desarrollo de las relaciones internacionales. Inglaterra, por ejemplo, con sus enormes posesiones coloniales y el monopolio del mercado mundial imprime a su imperialismo un carácter colonial.
El Imperio Alemán, con su gran poderío militar (demostrado en las guerras con Dinamarca, Austria y Francia) y con su pujanza económica, deseaba conquistar territorios ajenos e inundar al mundo con sus artículos industriales cuando ya había saturado su comercio interno.
La guerra franco-prusiana y la conquista de Alsacia y Lorena por Alemania hacían intolerables las relaciones entre Francia y Alemania.
El desarrollo económico desigual trajo desequilibrios y rivalidad entre las potencias. La tensión aumentó en aquel ambiente de progreso industrial y técnico, pues este progreso hacia posible el perfeccionamiento de las armas. La carrera armamentista que se inició vertiginosamente hacía interesar a naciones enteras en la preparación de nuevas guerras, más terribles y demoledoras que las anteriores.
Los diplomáticos no se quedaban atrás en la preparación de las guerras. Alemania dio el primer paso para crear un bloque militar en el cual ella figuraba como líder: en 1882 constituyó la Triple Alianza con Austria Hungría e Italia. En respuesta a la iniciativa de Alemania, Rusia y Francia empezaron a acercarse y a buscar aliados contra la Triple Alianza.
Inglaterra siguió una política de "espléndido aislamiento": si nadie podía invadir su territorio (protegido por el mar) ¿Para qué necesitaba aliados? ¿Para qué involucrarse en problemas de otros? Además los ingleses calculaban que el Imperio Británico podría fortalecerse y ampliarse con mínimo esfuerzo una vez debilitadas en las guerras las potencias continentales europeas.
Pero la compleja red de intereses de Inglaterra por todo el planeta hacía temer al Imperio Británico que Alemania le arrebatara colonias, mercados y rutas marítimas.
Fuera de Europa aparecieron dos potencias en asuntos industriales y comerciales: Estados Unidos y el Japón. Hasta la primera guerra mundial los Estados Unidos no tuvieron influencia a nivel mundial; ésta se limitaba al continente americano, al Pacífico y al Extremo Oriente.
Japón participa en la lucha por la influencia en China y el reparto consiguiente de este país. Se vislumbran las causas de guerra entre Estados Unidos y el Japón: la pugna por la dominación en el Pacífico y en Asia Oriental. Con la aparición de Estados Unidos y Japón como potencias de progreso acelerado, que deseaban y conquistaban colonias, Europa va perdiendo su posición excesivamente privilegiada a nivel mundial.
A medida que las grandes potencias controlaban el mundo, sus políticas exteriores (y la diplomacia) estaban orientadas a ayudar a sus grandes empresas industriales y comerciales, tanto internas como transnacionales. En el último tercio del siglo XIX la influencia de los parlamentos en la formulación de la política exterior de los Estados fue mínima. La Triple Alianza (Alemania, Austria - Hungría e Italia), por ejemplo, fue concertada en total secreto por los poderes ejecutivos de los gobiernos, sin intervención de los parlamentos de los países interesados; la primera guerra mundial también fue declarada sin intervención de los parlamentos.
Una actividad importante en la política exterior de los Estados era la consecución de nuevos aliados, en algunos casos mediante intromisiones en los asuntos internos de los Estados débiles, para lo cual colocaban en el poder a gobernantes amigos; luego venía la conquista por las armas y la ocupación militar y, mediante la concesión de préstamos, los controlaban financieramente, forzándoles a hacer concesiones lesivas sobre sus recursos naturales. A fines del siglo antepasado y comienzos del XX, se desencadenan guerras por un nuevo reparto de regiones en el mundo. Los conflictos por un nuevo reparto de colonias, países y territorios se suceden con más frecuencia.
De esta manera y como se menciona más adelante, el imperio ruso a principios de siglo adquirió un gran poderío y protagonismo ante sus Estados vecinos, en lo interno, los zares ejercían el poder, existía un nivel muy alto de desigualdad (Pérez Pino, 2010 )