Cuando se hace referencia al origen del paramilitarismo en Colombia, es necesario decir que el interés generado por el cultivo de drogas ilegales llevó a que tanto guerrilla como narcotraficantes iniciaran una pugna por el control de ciertas zonas de producción y distribución alrededor del país. Entonces, cansados los narcotraficantes de ser objetivos militares por motivaciones económicas, muchos iniciaron el financiamiento de ejércitos privados al servicio de sus propios intereses.
El auge de los grupos paramilitares en Colombia está cercanamente relacionado con el fenómeno de expansión guerrillera y el consecuente fortalecimiento de su capacidad operativa a partir de la década de los noventa. Estas circunstancias resultaron determinantes para el proceso de gestión de estructuras paramilitares, que ante la incapacidad evidenciada por parte de las fuerzas de seguridad del estado en contra de la subversión, y su creciente vinculación con el tráfico de droga, lograrían convertirse en un actor principal dentro del conflicto armado colombiano.
El surgimiento y posterior afianzamiento de estas organizaciones paramilitares alrededor del territorio nacional, se da en la crisis política y militar ocurrida durante el gobierno del Presidente Ernesto Samper (1994-1998), donde la inestabilidad evidenciada en el país sirvió como plataforma para que distintas organizaciones guerrilleras la utilizaran para su crecimiento, evidenciando una capacidad operativa suficiente para poder propinar duros golpes militares a las fuerzas de seguridad del estado y originando al mismo tiempo, el surgimiento más frecuentes de grupos de paramilitares.
Todos estos grupos paramilitares, que habrían de surgir de forma independiente, iniciarían un proceso de integración nacional y fortalecimiento que los llevaría a multiplicarse de forma evidente durante la segunda mitad de la década de los noventa. De hecho, en 1997, surgen oficialmente las Autodefensas Unidas de Colombia.
Su ritmo de crecimiento superaría al de grupos guerrilleros y muy aceleradamente se constituirían como el segundo grupo armado ilegal de mayor importancia en el conflicto armado colombiano, con un tamaño equivalente al 80% de las FARC, pero tres veces más grande que el ELN (Rangel, 2008, p.13)
“La combinación entre la guerra declarada contra la guerrilla, el negocio del narcotráfico y la complacencia del Estado, hizo que los grupos paramilitares se hicieran con un impresionante poder regional creando, al igual que la guerrilla, estructuras de tipo paraestatal en los territorios donde concentraban sus operaciones. Pero, a diferencia de la guerrilla, el paramilitarismo logró consolidar en torno al discurso de legítima defensa, un bloque de apoyo al que se sumaron poderosos grupos entre los que se contaban terratenientes, ganaderos, mineros, comerciantes y buena parte de la fuerza pública” (Guerrero, 2012, citando a Palacios y Safford. 2002).
Estas circunstancias permitirían que en pocos años el fenómeno paramilitar aumentara considerablemente su influencia territorial y por consiguiente se expandiera de forma virulenta al ámbito nacional, hasta permear las más altas esferas de las instituciones civiles y políticas del país.
La siguiente grafica demuestra de forma evidente la forma gradual y creciente respecto al crecimiento significativo de la capacidad operativa de los grupos de autodefensa, inclusive antes de su unificación en las Autodefensas Unidas de Colombia. De igual manera, evidencia la relación causal con el creciente número de hectáreas de coca sembradas en el país, como herramienta de financiación de su proceso de expansión armada y territorial sobre el territorio colombiano.
Figura 1. Periodización de las organizaciones asociadas al narcotráfico y las dinámicas de la violencia, los cultivos de coca y el conflicto armado (1981-2011).
Fuente: Echandía Castilla, C. (2013) Periodización de las organizaciones asociadas al narcotráfico y las dinámicas de la violencia, los cultivos de coca y el conflicto armado (1981-2011). Informe. No 19. (p.6). Bogotá, Colombia: Fundación Ideas para la Paz, FIP. Recuperado de: https://www.files.ethz.ch/isn/159688/Info%2019%20dimensiones%20geograficas_final%20web.pdf
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Según Echandia (2013, p.5), se evidencian tres etapas de evolución de las organizaciones armadas ilegales asociadas al narcotráfico entre 1981 y 2012, con una relación de tiempo y espacio respecto a las tendencias más violentas dentro del conflicto armado, donde los cultivos de coca, su expansión territorial, el número de asesinatos y masacres se incrementan de manera importante en los escenarios que presentan disputas por el control de circuitos ilegales.
También señalan Medina (2001) y Cubides (2004) la forma como los paramilitares, apoyados de su capacidad militar, podían aterrorizar de manera efectiva a grandes círculos de población rural; motivados además por el creciente interés de los narcotraficantes de invertir en grandes extensiones de terreno para lavar dinero. Fueron los responsables de gran parte de del desplazamiento forzado del país, haciendo de los crímenes de lesa humanidad una herramienta de terror que les permitiría apropiarse ilegalmente de las tierras de los pequeños campesinos.