Carteles de droga y grupos armados ilegales

Estos carteles iniciarían una serie de acercamientos con algunas de las fuerzas subversivas del momento, en aras de proporcionar la protección armada que sus extensiones de cultivos ilícitos requerían en zonas apartadas del territorio nacional.

Esta relación patronal pronto cambiaría como consecuencia de la guerra frontal que el Estado colombiano emprendería en contra de esos carteles de la droga. Por lo tanto, el lugar secundario que algunas de estas organizaciones armadas ilegales prestaban a favor de los grandes narcotraficantes del momento, pronto cambiaria como consecuencia del vacío de poder en el narcotráfico. Adicionalmente la ambición de obtener fuentes de financiación daría lugar a la idea de emplear medios de extorsión armada en contra de los principales miembros de los carteles de la droga y sus familiares, al ser ubicados como objetivos de alto valor económico.

No obstante, los fortalecidos capos del narcotráfico nunca estuvieron conformes con este tipo de relación, lo que les llevó a tomar la decisión de buscar contrapeso militar en contra de la presión guerrillera, específicamente a través de la financiación de ejércitos privados de autodefensa, hecho que indudablemente fue determinante en la expansión del fenómeno paramilitar (Atehortúa y Rojas. 2008, citado por Guerrero, 2011, p, 81).