Nuevo orden Mundial
Muchos analistas aseguran que la época de la Guerra Fría generó un equilibrio tenso pero efectivo entre los dos imperios hegemones, los Estados Unidos y la Unión Soviética, al generar un pacto tácito de no agresión directa, debido a la equiparación en la capacidad de misiles atómicos transcontinentales.
La válvula de escape a la rivalidad militar, ideológica y económica existente, fueron los diversos conflictos de baja tensión que se encendieron en todos los rincones del mundo, teniendo a estas dos superpotencias como hábiles jugadores de ajedrez, como auspiciadores, y en algunos casos, como autores intelectuales de las confrontaciones locales y regionales.
No se puede concluir que la época de la Guerra Fría ofreció, en sí misma, una época lozana de paz y armonía; pero es evidente, que la confrontación directa entre los dos hegemones estuvo, en la mayoría del tiempo, relativamente bajo control. Quizás las ocasiones más cercanas a la guerra nuclear durante el siglo XX sucedieron durante la Crisis de los Misiles en Cuba y cuando MacArthur deseó utilizar una bomba atómica contra Suiza, mientras maldecía porque su reloj se había descompuesto.
No, la Guerra Fría no fue un remanso de tranquilidad. Pero el juego geopolítico de la guerra mundial y regional era más previsible que ahora. Los múltiples conflictos de “baja intensidad” eran, en muchos casos, teatros de guerra que permitían a las dos superpotencias, entre otras cosas, mantener aceitada su máquina bélica y propaganda política.
El tablero mundial se jugaba con fichas de dos colores. Las reglas de juego, en términos generales, eran conocidas por los contrincantes y se procuraba respetarlas. Los instrumentos de juego y estrategias (aspectos militares, económicos, ideológicos y culturales) eran monopolizados, en gran medida, por las dos superpotencias.
Caído el Muro de Berlín y con él, el experimento del socialismo real, el mundo se cuestiona acerca de cuáles son los nuevos paradigmas de seguridad, mientras cabalgamos sobre este caballo indómito denominado globalización.
Al finalizar la última década del siglo XX y en razón del acelerado proceso de integración económica y globalización, el mapa geopolítico tiende a ser reemplazado por un nuevo mapa; esta vez geoeconómico.
La post-guerra Fría supuso la aparición de un nuevo orden mundial bajo el control de los Estados Unidos de Norteamérica. De acuerdo con Rosales Ariza, G. (2010):
La llamada Guerra del Golfo, demostró que EEUU, acompañado de sus aliados occidentales, no toleraría que sus intereses económicos se vieran alterados por una escalada en los predios del petróleo provocada por IRAK un país del tercer mundo, localizado en un área geoestratégica.
Pero al transcurrir los años noventa, pareció que la hegemonía de EEUU presentaba un declive originado en la reducción de su gasto militar; entonces se afirmó que el control mundial lo ejercía “una patrulla, de la cual EEUU, es sólo el Comandante”. Como ejemplo se tomó el hecho de que EEUU no tuvo un liderazgo definitivo en el desarrollo de la crisis yugoeslava. (p.55)