Teorías geopolíticas del dominio mundial

Teoría del poder terrestre, por Sir Halford John Mackinder

Este profesor británico de Geopolítica de la universidad de Oxford, y el más destacado Geopolítico en su país, expresó su pensamiento en una conferencia dictada ante la Real Sociedad Geopolítica de Londres en 1904 bajo el título “El pivote geográfico de la historia”. Allí propuso enfatizar en el peligro que para el Imperio Británico, basado en un poder marítimo, suponía la consolidación de poder de cualquier gobierno sobre el continente Euro-Asiático.

En su obra conceptualizó acerca de la facilidad de movimiento sobre las praderas del continente Euro-Asiático, indicando que la Rusia actual estaba en condiciones de poseer el poder terrestre de esa zona por su ubicación geográfica.

Evidenció que si bien el poderío y grandeza del imperio británico había sido objeto en parte de la fortaleza en los mares, este elemento a futuro no iba a seguir siendo determinante para garantizar la preservación de la supremacía británica; pues avances en la tecnología permitían unir grandes extensiones de tierras a través de vías férreas. Es así como concluyó que el posterior dominio mundial dependería de la capacidad de influencia que debía desplegarse sobre parte del territorio euroasiático.

Esa zona que denominó el Heartland (corazón de la Tierra) constituía el centro del poder, expresado en los siguientes términos:

El que domina la Europa Central, controla el corazón mundial. El que controla el corazón mundial, domina la isla mundial. El que domina la isla mundial, domina el mundo (Mackinder, s.f.)

Mackinder, quien concebía la “Isla Mundial” como el conjunto geográfico compuesto por Euroasia y África, presentó su modelo en tres ocasiones a lo largo de cuarenta años. La tesis, original presentada en 1904, fue actualizada luego de la Primera Guerra Mundial al incluir Europa Oriental en la región “región pivote”. Una tercera revisión de su tesis fue expuesta en 1943, pero su concepto básico, o sea la existencia de una “fortaleza asiática” impulsora del poder terrestre, en contraposición al poder naval, continúa siendo objeto de análisis y punto de partida de los debates geopolíticos y geoestratégicos en la actualidad.

Teoría del poder naval, por Alfred T. Mahan

El gran maestro norteamericano de la estrategia naval y la geopolítica afirmó que el control del mar, mediante el comercio marítimo y la supremacía naval, constituían los medios más predominantes para conseguir una influencia hegemónica a nivel mundial.

El almirante Alfred Thayer Mahan, importante frente a la postura geopolítica de vincular el poder marítimo con la Política Nacional, pidió constantemente al gobierno norteamericano que cooperara con Inglaterra en los fundamentos del establecimiento de una política basada en los principios del poder marítimo.

Mahan Publicó en 1890 un libro titulado “Influencia de poder Naval en la Historia”, donde dejaba clara su postura respecto a lo que él consideraba era la política internacional; una lucha respecto de quién consigue qué, en qué momento y cómo.

En este sentido, afirmaba que la lucha como tal podría girar respecto a territorios, recursos, influencia política, ventajas económicas o intereses normativos, mientras que los competidores eran escenificados por los líderes de los Estados-Nación tradicionales, siendo por ende las fuerzas navales y militares el principal mecanismo para instrumentar esa política.

Bajo estas premisas el Almirante Mahan consideraba al poder marítimo como intrínsecamente superior al poder terrestre y establecía que el primer requisito que debía cumplir una nación que pretendiera la conquista del mundo, era el de ser un país rico.

Esta riqueza podría adquirirse por medio de una gran industria que requeriría del constante abastecimiento de materias primas traídas con ayuda de una marina eficiente y que a su vez, llevaría los productos manufacturados a los principales centros de comercio para finalmente regresar trayendo más materias primas, trazando así un movimiento constante.

Sin embargo, era relevante entender que mientras esto sucedía, ese comercio marítimo estrechamente vinculado a aquellas líneas de navegación pasaba muy cerca de lugares donde estarían en peligro de ser interceptadas; para evitar ese contratiempo, no habría otro sistema de defensa que controlar los puntos de peligro ya sea por medio de tratados o por la fuerza naval.

La base de estos postulados se desprendió de un proceso de observación de cómo Inglaterra mantenía su poderío mediante la posesión y el control de los principales “ejes de navegación mundial”, como por ejemplo: Gibraltar, Malta y Suez sobre el Mediterráneo; Terranova, Jamaica y las Islas Malvinas en América; Sudáfrica y Diego Suárez en África; Yemen, India, Singapur, Australia y Nueva Zelanda en el Asia y el Pacífico.

Podemos resumir la doctrina Mahan en los siguientes grandes aspectos:

Factores que inciden en el poder naval:
  1. La situación geográfica.
  2. La extensión de las costas.
  3. La configuración y conformación física del espacio del Estado con respecto al mar.
  4. La relación entre la población y el mar.
  5. La inclinación nacional hacia el comercio marítimo.
  6. Las políticas del gobierno respecto del mar.
Elementos del poder naval
  1. La flota de guerra.
  2. La flota mercante.
  3. Los establecimientos portuarios.
  4. La industria naval.

Teorías del poder Aéreo

La aparición y desarrollo de la aeronáutica ha posicionado a esta teoría como la de más reciente aparición. Esta teoría de poder geopolítico ha despertado múltiples inquietudes que dan origen a numerosas teorías sobre su influencia; entre ellas citaremos las siguientes:

El General italiano Julio Douhet en 1909, observando el desarrollo incipiente pero prometedor de la aviación expresó que:

En la actualidad tenemos plena conciencia del dominio del mar, no menos importante será, dentro de poco, la conquista del dominio aéreo porque solo poseyendo el dominio del aire, y únicamente entonces, podremos usufructuar las ventajas que se deducen. Las flotas aéreas irán aumentando y adquiriendo importancia.

En los Estados Unidos, el Teniente Coronel Williams Mitchell preconizó la necesidad de incrementar el poder aéreo mediante la creación de una aviación poderosa. En Alemania, para la misma época, se insistía en la conveniencia de establecer una superioridad aérea que garantizara el éxito de las fuerzas terrestres y marítimas.

Como puede apreciarse, las expresiones de los autores citados giran en torno a la aplicación militar del poder aéreo. No se ha considerado el valor que para un Estado posee una flota aérea con fines comerciales, la cual le permite inferir en su accionar como actor internacional.

Una consecuencia del desarrollo aeronáutico ha sido la aparición de una “cuarta dimensión”, o sea la dimensión espacial, estrechamente vinculada a la capacidad tecnológica del Estado. John Collins, investigador estadounidense, citado por Alvin Toffler en su obra “Las guerras del futuro”, quien indicó que “el espacio circunsterrestre engloba la tierra hasta una altura aproximada de ochenta mil kilómetros”, indicando que esa será la clave de la dominación futura.

Collins, califica de anticuados los conceptos de Mackinder y extrae de este pensador, de principios del siglo XX, la siguiente analogía:

Entonces es así como nos hallamos ante una nueva concepción; la del “poder espacial”, cuyo contenido es más amplio y acorde con los avances tecnológicos, lo cual acarrea efectos insospechados en términos geopolíticos.