La política marxista

A diferencia de la tradición liberal, imbuida por el entusiasmo positivista, del planteamiento de Marx no se deriva el entendimiento de un objeto delimitado llamado política, o uno independiente de la sociedad llamado Estado. Como se vio, no es posible asumir que la política existe independientemente de las relaciones materiales –económicas- que hacen que una clase particular, sea la que utilice la política para apoderarse del Estado. Asimismo, no se puede entender el Estado por fuera de su función de garantizar que la clase dominante perpetúe sus privilegios sobre la clase explotada. La política, por lo tanto, no puede existir como algo diferenciado a los demás aspectos de la realidad social. Y nótese además que esta visión de la realidad solo se puede entender si se tiene en cuenta una perspectiva histórica, que permite visibilizar que ni el Estado ni la política son productos objetivos de la naturaleza humana, sino que son resultados históricos que surgieron producto de la dialéctica materialista, y que por lo mismo pueden transformarse o desaparecer.

Y lo que definirá el final del capitalismo, será la contradicción entre el capital y el trabajo, que conducirá a una nueva síntesis: la dictadura del proletariado, entendida como la dictadura de la mayoría que remplaza a la dictadura de la minoría de la burguesía. Los obreros se tomarán el Estado y cuando lo hagan, lo utilizarán para quitarle a la burguesía, los beneficios de los que han disfrutado. Su punto de partida, será despojarlos de la propiedad privada de los medios de producción, y socializarlos para el beneficio de las mayorías. A dicho sistema, que supera el capitalismo, lo llama socialismo.

Sin embargo, el paso del capitalismo al socialismo no implica que el Estado abandone su naturaleza de instrumento de dominación. De aparato de represión detentado por la minoría, pasa a serlo de la mayoría obrera, pero de cualquier forma, sigue respondiendo a intereses de clase. Lejos de la visión hegeliana, Marx resalta que el papel del Estado y por ende de la política, incluso en la fase socialista, son negativos. Es por esto que el socialismo tampoco representa el Estado ideal de cosas, por lo que después de un tiempo, tanto como lo fue el capitalismo, también tendrá que ser superado.

La duración de la fase socialista dependerá de cuánto tiempo se tarde en eliminar las clases sociales. En el momento en que ya no existan clases sociales, se acabará la explotación del hombre por el hombre por cuenta de sus condiciones materiales de vida, y eliminada esta forma de dominación, ya no será necesario el instrumento de ejercicio de violencia que la respaldaba, que es el Estado. Al eliminar la sociedad de clases, se elimina también la razón de ser del Estado, lo que lo lleva a desaparecer. Y en ausencia de la dominación material y del Estado, la sociedad, habiendo aprendido a vivir colectivamente, podrá superar el socialismo y llegar al comunismo. El comunismo es entonces la fase superior del socialismo, en la que ya no existen clases sociales ni Estado, y el ser humano podrá liberado de su consciencia de clase, podrá concentrarse en la solución de otros problemas de la vida (Boron, 2000, pág. 313).

El verdadero comunismo - Documental