Smith, Ricardo y Marx: los dos caminos de los estudios sobre la política
Hasta el siglo XVII, no hubo en el pensamiento una clara distinción entre Estado y sociedad. Como se ha mencionado, para los griegos la población solo se entendía dada su vida en la polis, es decir, como el demos, lo que conlleva la imposibilidad de hacer la distinción entre lo social y lo político. Incluso ya en el siglo XVI, quienes empiezan a hablar de la posibilidad de resistirse a la tiranía, consideran que lo que está fuera de Estado -lo que se le opone-, no es como tal la población –la sociedad- sino otras instituciones como la iglesia. No es sino hasta el siglo XVII cuando en las obras de los contractualistas, Locke a la cabeza, se empieza a esbozar esta separación. Para ellos, la razón por la que existe el Estado, y por la que éste es la autoridad legítima, es porque las personas, en tanto sociedad, se unen en un contrato social para acordar la existencia de un Estado.
Pero ésta idea aparece apenas esbozada en los contractualistas, y solo se va a acentuar con los clásicos de la economía liberal, pues ellos van a sostener que el mercado tiene leyes propias que sólo se van a desarrollar en ausencia del Estado, es decir, le dan forma a un mundo no estatal, una sociedad que prospera independientemente del Estado. Así, en tanto las obras de los economistas clásicos empiezan a definir lo que será el campo disciplinar de la economía, también se empieza a delimitar lo que corresponde propiamente a la política y a la sociedad. Por un lado, el pensamiento derivado de Adam Smith y de David Ricardo, da origen a los librecambistas que delimitan su campo de estudio al mercado, y como es propio de las ciencias modernas, le atribuyen al mismo una naturaleza autónoma y autorregulada, no dependiente de las leyes jurídicas, y que no requiere del Estado para su funcionamiento. La economía, por lo tanto, se liga al mercado, mientras que la política se asocia exclusivamente con el Estado.
De allí se deriva la versión liberal de los estudios sobre la política, que se enmarca en la pretensión de cientificidad propia de la modernidad, y por lo tanto, se preocupará por dilucidar la naturaleza de la política y por identificar las leyes universales que la rigen, tanto como la economía buscará las leyes que definen al mercado. Es así como toma forma un campo de estudio con un objeto definido y delimitado respecto al que es propio de la economía y al que le pertenece a la sociología. Aunque hoy buena parte de los estudios sobre la política se desarrollan en facultades de Ciencias Políticas, en realidad la pretensión de estudiar científicamente al Estado como objeto de estudio delimitado es en un sentido estricto, más propio de esta vertiente liberal que se desarrollará sobre todo durante el siglo XX en Estados Unidos.
Es en dicho país que se desarrolla una ciencia exclusiva de lo político, y que encuentra entre sus principales exponentes a autores como Gabriel Almond (1999) quien recurre a la política comparada; o Robert Dahl (1976) quien se concentra en las relaciones de poder, mando y autoridad que se dan entre actores, para explicar la política; o David Easton (1973) quien considera que lo político es un sistema independiente que envuelve al Estado. De cualquier forma, y pese a que estos autores toman algunos elementos analíticos de otras disciplinas, pretenden crear métodos propios para el estudio de la política, que como disciplina, puede ser autosuficiente.
Pero por otro lado también hay quienes desarrollan la reflexión sobre la política a partir de la obra de Carlos Marx. Desde el planteamiento de este autor, el análisis sobre la política no se puede desligar de la economía y la historia –que los liberales ven como disciplinas separadas-. Y dado que las consideraciones históricas son importantes, no es del todo factible identificar leyes universales que rijan a la política y al mercado, pues éstas en realidad son productos históricos susceptibles a ser cambiadas por la acción de los seres humanos. Esto no significa que la vertiente marxista no se haya visto influida por la modernidad, pues de hecho, considera que en la historia hay regularidades que se pueden evidenciar a partir de un método científico que Marx denomina materialismo histórico; la diferencia está en que para ésta vertiente, la política no se limita al Estado, sino que abarca un campo mucho más amplio.
Así, mientras a partir de Smith y Ricardo surge la corriente liberal de los estudios sobre la política que toma especial fuerza en Estados Unidos, Marx da origen a la que podría llamarse la vertiente marxista de estos estudios, que tiene mayor acogida en Europa. Nótese que mientras en Estados Unidos hay una American Political Science Association, los británicos tienen la Political Studies Association of the United Kindom. En Francia es común que la disciplina se enseñe por parte de los Institut d'Études Politiques. Con frecuencia –y no en la totalidad de los casos-, en Europa predomina la idea marxista de que la política no es un objeto separado de lo social, de lo económico y de lo histórico, y por lo tanto, sus programas son más dados a llamarse Estudios Políticos y no Ciencia Política.
Canal Encuentro [Oscar Mario] ( 25 sept. 2015). David Ricardo Introduccion [Archivo de video]. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=5rCRNMQh46s