La razón del Estado

Figura 1. Martín Lutero

Fuente: Lucas Cranach d.Ä. - Martin Luther, 1528 (2015). En Wikipedia. Disponible https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lucas_Cranach_d.%C3%84._-_Martin_Luther,_1528_(Veste_Coburg)_(cropped).jpg

En el siglo XVI, Martín Lutero, monje de un principado alemán, formuló una serie de críticas a la Iglesia Católica, conocidas como La Reforma, que terminaron por constituirse en una nueva religión, cristiana, más no vinculada al poder papal. El protestantismo, como un cristianismo no dependiente del papa, se convirtió en la religión de buena parte de los reinos europeos (Suecia, Inglaterra, Bohemia, Dinamarca, Noruega, entre otros). En contraposición, el imperio de los Habsburgo, que en la figura del Sacro Imperio Romano Germánico había unido las coronas de España y de Austria, no solo se mantuvo en el catolicismo, sino que quiso unificar toda Europa bajo el proyecto de la Contrarreforma, es decir, bajo el catolicismo apostólico romano. Esta disputa entre católicos y protestantes dio origen, en 1618, a la Guerra de los Treinta Años.

Figura 2. María de Medici

Fuente: Maria de Medici by Frans Pourbus or Scipione Pulzone (2009). En Wikipedia. Disponible en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Maria_de_Medici_by_Frans_Pourbus_or_Scipione_Pulzone.jpg

Mientras tanto en Francia, tras la temprana muerte del rey Enrique IV, su hijo, Luis XIII, era aún muy joven para asumir la responsabilidad del reino, por lo que María de Medici, esposa del primero y madre del segundo, se vio forzada a regentar al joven monarca durante sus primeros años de reinado. Dado que era precisamente para la familia Medici que Nicolás de Maquiavelo había escrito EL Príncipe unos años antes, María tenía en mente unas particulares ideas de cómo debía ser gobernado un reino. Por eso le llamaba fuertemente la atención un obispo, que con los años llegaría a ser cardenal, que en sus palabras daba cuenta de cierto entendimiento de la política que le era familiar a la casa de los Medici. Este personaje, conocido como el Cardenal de Richelieu, quien gracias a María llegaría a ser primer ministro francés, es uno de los estadistas más importantes de la historia de Francia, pues su influencia fue fundamental para la construcción del Estado absolutista, antecesor del Estado-nación moderno.

La Francia de Richelieu era tan católica como el mismo cardenal, y durante toda la Edad Media había basado su política en principios de la moral católica. Pero en tiempos de la Guerra de los Treinta Años, bajo el comando de Richelieu, tomó un camino diferente. Dado que lo que determinaba la pertenencia a uno u otro bando, bien fuera el de los católicos o el de los protestantes, era la religión que guiaba la fe de cada reino, era de esperar que Francia se uniera al imperio de los Habsburgo para combatir a los protestantes. Sin embargo, el cardenal era consciente de que el proyecto de La Contrarreforma concebía a toda Europa como un solo imperio católico, lo que de realizarse, implicaría que el Sacro Imperio Romano Germánico terminaría absorbiendo a Francia.

Ante esta perspectiva, Richelieu, con todo y que era cardenal de la iglesia católica en un reino que profesaba dicha religión, decidió unirse al bando de los protestantes en contra de los Habsburgo, para proteger así, la existencia de Francia. El argumento que ofrecía Richelieu era que los asuntos del Estado tenían una naturaleza diferente a los asuntos de la religión, es decir, existía una raison d’état, una razón de Estado, que era la que debía guiar al reino francés en lugar de la moral religiosa medieval. Por supuesto, participar en una guerra desde la perspectiva de un Estado requería recurrir a esa raison d’état para definir la política interna y externa. Por ello, le empieza a dar forma a un ejército permanente del Estado francés, y a acabar con los ejércitos privados de los condes y duques. Así, el cardenal se dedicó a debilitar a los poderes locales, bien fueran políticos o religiosos, y a concentrar todo ese poder en una única soberanía centralizada en el Estado francés, que era el que combatía en la guerra.

Figura 3. Philippe de Champaigne

Fuente: Richelieu, por Philippe de Champaigne (2016). En Wikipedia. Disponible en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Richelieu,_por_Philippe_de_Champaigne_(detalle).jpg

Pese a que la moral religiosa lo habría llevado a aliarse con los Habsburgo, la raison d’état lo llevó a combatirlos. El problema para el cardenal no era lo que el catolicismo considerara como lo bueno o lo malo, sino cómo garantizar la supervivencia del Estado francés. Esto implicó llevar a la realidad aquellas ideas que desde lo conceptual, Maquiavelo había suministrado a los Medici para que aseguraran su dominio sobre la ciudad-estado de Florencia unos años atrás. El fin de la Guerra de los Treinta años llegó en 1648 tras la Paz de Westfalia, y las consecuencias fueron que tanto los Habsburgo como el papa tuvieron que renunciar a la pretensión del universalismo católico y permitir el surgimiento de un sistema en el que las unidades más relevantes fueran los Estado. Por ello, siguiendo la guía de Richelieu, y por extensión de Maquiavelo, nació desde 1648 el sistema internacional de Estados (Kissinger, 1995, pág. 53 y ss).