El conocimiento es un proceso
En todas las perspectivas filosóficas se cree que el conocimiento es un hecho que ya está terminado, pues existe y siempre está presente, además se considera que el conocimiento es universal y que para acceder a él se necesita adentrarse únicamente en la esencia de las cosas; es decir, buscar la relación entre ellas.
Es así que en esta unidad se pretende analizar el conocimiento como un asunto que no está terminado, sino que está en constante construcción, lo que hace posible verlo como un proceso que tal vez nunca se acabará porque, por ejemplo, siempre estamos interpretando la realidad como parte del conocimiento de ella.
Entonces, surge una pregunta que permite aclarar más este tema ¿qué es lo que pasa para que se dé el conocimiento?
La respuesta es que en todo momento, cuando las personas están conociendo, además de interpretar la realidad (y en ella, las cosas, las personas, las situaciones emocionales, etc.) también reproducen mentalmente imágenes que tienen su propia experiencia y que con el pasar del tiempo se van racionalizando y conceptualizando para ir llegando al conocimiento de esa realidad o, como se dice comúnmente, hasta que llegan a conocer esa cuestión que antes no conocían. Ante esta perspectiva se aclara más la idea según la cual el conocimiento es un proceso que necesita varios pasos y una variedad de circunstancias para que se vaya dando y concretizando.
Lo anterior permite entender que el conocimiento no se debe asumir como un elemento dogmático (es decir que no tiene cambio o refutación), pues no se trata de algo absolutamente analizado y acabado. Es decir que el conocimiento se construye también para ser cuestionado y para ser reformado, pues se considera que al ser un proceso siempre está en constante cambio y en búsqueda de la verdad, la cual necesita un camino amplio para recorrer.
El conocimiento es una construcción en crecimiento. De ahí que cambie y se enriquezca con las nuevas experiencias, es un hacerse continuo y no algo que ya está hecho. A manera de ejemplo, Jean Piaget afirma:
En efecto, si todo conocimiento está siempre en devenir y consiste en pasar de un estado de menor conocimiento a un estado más completo y más eficaz, será claro que se tratará de conocer este devenir (cambio) y de analizarlo lo más claramente posible. Ahora, este devenir no se desarrolla al azar, constituye una evolución (Piaget, 1972).
Entonces se puede pensar también que si el conocimiento es un proceso es porque está en constante evolución. Claro, la consecución de nuevas ideas, de nuevos retos, de nuevas conceptualizaciones, etc., hace que el conocimiento esté en todo momento llenándose de nuevas cosas que hacen de él un instrumento de desarrollo del hombre.
Otra forma de ver el conocimiento se da cuando se piensa en que conocer significa tomar conciencia de las cosas, de la realidad y de todas sus características, como el espacio y el tiempo. Todas estas circunstancias hacen que el ser humano tome una postura ante lo que tiene al frente; es decir, ante lo que está conociendo, como cuando alguien opina y critica algo que está conociendo. Entonces el conocimiento se vuelve a ver como un proceso, ya que hace del hombre un agente activo que a través de unos pasos va percibiendo, analizando e interpretando la realidad que le rodea hasta que llega a conocerla.
En una primera aproximación al estudio de la relación entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento se puede decir que tanto el conocimiento común (cotidiano) como el conocimiento científico se obtienen a partir de la vinculación que se establece entre el sujeto y la realidad en la que actúa (el hombre cotidiano) o que investiga (el hombre de ciencia).
En una segunda aproximación al asunto puede afirmarse que esta relación es diferente por ser distintos los objetivos del hombre ordinario o cotidiano a los del científico. El científico tiene una finalidad que rebasa lo inmediato sensible: pretende conocer la esencia de los procesos que se presentan en una determinada parcela de la realidad o sea descubrir las leyes que rigen su origen, desarrollo y transformación.