El método o camino de la planeación prospectiva estratégica es de especial importancia, porque allí radica en buena medida el éxito del ejercicio. Una metodología apropiada asegura la motivación y por ende, el compromiso de la participación de los actores sociales.
Los actores sociales son reticentes por antonomasia a este tipo de trabajos. Por lo mismo, se requiere una muy apropiada metodología que los enganche al proceso.
Y ¿cuál es esa metodología? Bien. Consistente en cuatro momentos que hemos denominado así:
Es una metodología flexible, sencilla, fácil de entender, y lo más destacable, es producto de la experiencia de aplicar la planeación prospectiva estratégica en diferentes ámbitos, con diferentes tipos de actores sociales y durante un número importante de años de trabajo. En síntesis, es una metodología probada y comprobada; pero sobre todo, esta metodología se presta para variaciones y adaptaciones en cada caso de aplicación, dependiendo de las circunstancias de modo, lugar y tiempo.
Los criterios metodológicos que la soportan tienen que ver con la participación de los actores sociales mediante sus valores e intereses, el criterio de temporalidad, de la información, de la complejidad, de la realidad, el criterio sistémico y el criterio de globalidad.
Con los anteriores criterios, se asegura una metodología flexible y que se adapte a las diferentes circunstancias que pueden rodear un proceso de planeación prospectiva estratégica.
Si hemos aceptado que no solo no hay un único futuro, sino una multiplicidad de futuros, la metodología que se asuma debe responder a este principio; y de hecho, la metodología propuesta es una aceptación explícita de que el futuro es múltiple y abierto.