Nivel académico, pregrado o postgrado
Antes de comenzar a diseñar el material de estudio, es imprescindible conocer quiénes serán sus destinatarios: los estudiantes. Para ello, el autor debe ser capaz de responder las siguientes preguntas:
- ¿Por qué los estudiantes tomarán esos cursos y estudiarán el material que vamos a preparar? ¿Qué esperan obtener de él y para qué les servirá?
- ¿Qué clase de estudiantes son? ¿Qué edad tienen, qué nivel de escolaridad previa, qué grado de desarrollo intelectual?
- ¿Cuáles son sus hábitos de estudio? ¿Cuánto saben ya sobre la materia? ¿Qué aspectos conocen? ¿Se trata de un conocimiento empírico o han tenido alguna sistematización previa? ¿Cuán profunda ha sido esa sistematización?
- ¿Cuáles son los intereses personales y las experiencias pasadas de los estudiantes? ¿Cuáles son sus ocupaciones habituales, sus actividades de tiempo libre, sus gustos?
Disponer de esta información orienta con claridad el trabajo del autor, porque le permite adaptar su didáctica y pertinencia temática a:
- Las necesidades reales de los estudiantes y no a la inversa, intentar acomodar a los estudiantes a sus propias preocupaciones.
- Al grado real de desarrollo cognoscitivo de sus estudiantes, para que sus enseñanzas sean asimilables y permitan a aquellos progresar y al tutor, evaluar ese progreso.
- Al nivel real de conocimiento de los estudiantes, que le brindará el punto de partida en la presentación del tema de estudio; y
- A las experiencias propias de los estudiantes, que lo guiarán en la forma de presentar el tema y de proponer ejercicios y actividades comprensibles e interesantes para sus lectores.