El suelo y sus características

Figura 1. El suelo se forma a partir de tres factores secuenciales: la meteorización de la roca madre, la mineralización de la materia orgánica y la actividad de los organismos colonizadores del suelo.

Existe una enorme variedad de tipos de suelos, cada uno con sus propiedades específicas, por lo que resulta muy difícil precisar cuáles son los más aptos para el uso humano, cuales son más frágiles, etc. Existen varias taxonomías (clasificaciones sistemáticas) de suelos, pero las más utilizadas son las del Soil Survey Staff de los Estados Unidos y la de la FAO/Unesco. La clasificación de los suelos es de gran utilidad porque su diversidad en el espacio y el tiempo, es la misma que la biodiversidad de animales y vegetales. Más aún, a mayor edafodiversidad, mayor biodiversidad.

El suelo es un recurso no renovable, aunque por inducción antrópica, es posible su recuperación parcial. “En regiones con abundante humedad y materia orgánica –como en las praderas– unos pocos centímetros de suelo pueden formarse en el espacio de 50 años; en regiones secas puede llevar miles de años”.

El suelo, en tanto elemento natural, presta servicios ecosistémicos de gran importancia, porque constituye el hábitat de una gran cantidad de especies vegetales y animales y porque participa en la producción de biomasa vegetal y animal a nivel de micro y mesofauna. Bajo determinadas condiciones, permite que alrededor del 70% del agua lluvia que alcanza la superficie del terreno se infiltre y escurra subsuperficialmente, formando una solución acuosa que contiene los nutrientes esenciales para las plantas. Por estas y otras funciones adicionales, participa en la totalidad de los ciclos biogeoquímicos.

En tanto recurso natural, el suelo es utilizado para el cultivo de especies vegetales que constituyen la base alimentaria de los seres humanos, tanto a nivel vegetal como animal. Provee una gran cantidad de materias primas para la construcción y la industria. Es el medio de soporte para casi la totalidad de la infraestructura creada por las comunidades humanas para el soporte de actividades productivas y sociales. Es el medio, junto con el espacio que lo circunda, utilizado para la construcción de ciudades con todas sus estructuras, partiendo de las propias viviendas. Constituye parte de la memoria histórica de las civilizaciones antiguas y en casi en todos los casos, es un elemento cosmogónico vital de las comunidades precolombinas.

Es indeseable la utilización de suelos con vocación agrícola para la expansión de las ciudades, ya que se reduce el potencial de producción de alimentos y se generan impactos ambientales que conlleva el proceso de urbanización. De igual manera, utilizar suelos en usos agrícolas y afines para los cuales no presentan un buen potencial terminan por agotarlos, al cabo de utilizaciones cortas en tiempo.

La fertilidad es un concepto utilizado para determinar la capacidad que tiene un suelo para sustentar especies vegetales que producen alimento cárnico y vegetal y materias primas. El concepto se refiere a una síntesis de la fertilidad física, química y biológica de los suelos. Conozca la capacidad del suelo para la agricultura dando clic aquí [1] .

La degradación del suelo es un problema de vital importancia, debido a la escasez del recurso para cubrir los distintos usos para los que es útil y la falta de tecnologías para su correcta recuperación, ver figura [2]. Según la FAO - Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la degradación es:

Un cambio en la salud del suelo, resultando en una disminución de la capacidad del ecosistema para producir bienes o prestar servicios para sus beneficiarios. Los suelos degradados contienen un estado de salud que no pueden proporcionar los bienes y servicios normales del suelo en cuestión en su ecosistema.

La erosión, la desertización y/o desertificación, la disminución de la fertilidad química y la pérdida de materia orgánica son, quizás, los procesos de degradación del suelo más importantes.

La erosión es el proceso de desprendimiento, transporte y deposición de materiales constitutivos del suelo, teniendo como sus principales agentes al agua y al viento. Se trata de un proceso natural magnificado por el ser humano, debido al uso de prácticas agrícolas inadecuadas (cultivos en áreas muy empinadas, laboreo a lo largo de la pendiente, tala de bosques, quema de residuos de cosechas y sistemas de riego y drenaje inapropiados, entre otros), pastoreo intensivo, incendios forestales provocados, abandono de tierras de cultivo frágiles y desarrollo industrial y urbano.

La erosión deja inservibles los suelos para actividades agrícolas y afines y como elemento natural, deja de prestar servicios ecosistémicos como filtrar contaminantes, participar en los ciclos hidrológicos y de nitrógeno, capacidad de almacenamiento de carbono y capacidad de proveer un hábitat para la biodiversidad.

La desertización es el proceso natural que da lugar a la formación de desiertos o de zonas áridas. Por su parte, la desertificación es el proceso de degradación de suelos de origen antrópico, que contribuye a la creación de condiciones áridas o desérticas, en zonas con diferentes tipos de clima. Sus principales causas son, destrucción de la cobertura vegetal (tala, deforestación), erosión del suelo y paradójicamente, escasez o abundancia de agua. Amplíe información dando clic aquí [3]

Según la FAO, la desertificación es “otro término común utilizado para designar y describir tanto la degradación de la tierra en zonas de tierra árida, como el cambio irreversible de la tierra a tal estado que ya no puede ser recuperado a su uso originario”. En la figura 4, se muestra una secuencia del proceso de desertificación, el cual empieza por la tala del bosque, su posterior uso en actividades agrícolas y pecuarias y finalmente su abandono para darle paso a la intensificación de la erosión y a la desertificación de la zona.

En condiciones naturales y como parte del equilibrio ecosistémico, existe una disponibilidad permanente de nutrientes; es decir, el ciclaje de ellos permite que estén disponibles para el uso por parte de las plantas, además de contribuir a que la estructura del suelo se mantenga.

El uso intensivo de tierras para la producción de alimentos con capacidad de satisfacer la demanda creciente de los mismos, por parte de una población en crecimiento desmesurado, obligó la introducción de nuevas formas de laboreo de las tierras, ya que para compensar las pérdidas de nutrientes entre cosecha y cosecha, se han venido utilizando desde comienzos de la segunda mitad del siglo XX (Revolución Verde) fertilizantes a base de nitrógeno, fósforo y potasio, para compensar dichas pérdidas.

Adicionalmente, el cultivo de una misma especie en grandes superficies del terreno (monocultivo), casi que eliminó la posibilidad del ecosistema para realizar control biológico y entonces, los cultivos se hicieron más vulnerables al ataque de plagas, obligando a los agricultores a utilizar masivamente plaguicidas. A la postre, el uso intensivo de agroquímicos y de aguas de irrigación, se convirtieron en prácticas perniciosas tanto para los suelos como para las plantas, el agua, el aire, los animales y los seres humanos, ya que los antiguos ecosistemas se modificaron notablemente en su estructura y funcionamiento, generando procesos no solo de desertificación, sino de contaminación del medio ambiente.


[1] Revista del PNUMA para los jóvenes Tunza. (s.f.). El suelo: un elemento olvidado. (G. Lean, Ed.) Recuperado el 29 de octubre de 2015, de UNEP- Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente para el Desarrollo: http://www.unep.org/pdf/Tunza_9.2_Spa.pdf

[2]Miliarium.com- Ingeniería Civil y Medio Ambiente. (s.f.). Generalidades - Principales problemas de degradación del suelo. Recuperado el 29 de octubre de 2015, de Miliarium.com- Ingeniería Civil y Medio Ambiente: http://www.miliarium.com/Proyectos/SuelosContaminados/ArchivosMemoria/Contaminacionsuelos.asp

[3]AstroMía - Astronomía Educativa. (s.f.). Desertización y desertificación. Recuperado el 29 de octubre de 2015, de AstroMía: http://www.astromia.com/tierraluna/causasaridez.htm