Esquema de planeación para los centros de distribución

Hasta este punto hemos profundizado en el diseño de la distribución de operaciones para los procesos de producción, sin embargo existen otros lugares donde se ejecutan operaciones y por consiguiente también es necesario diseñar la distribución, por ejemplo: centros de mantenimiento y centros de distribución. Para ejemplificar estos casos, analizaremos un tipo muy característico de los centros de distribución: los almacenes minoristas. En estos establecimientos, los administradores se preocupan por el almacenamiento y el envío de materiales.

En los centros, la operación es menos predecible que en la mayor parte de los lugares dedicados a la manufactura. Los almacenes minoristas de autoservicio tienen el desafío adicional de mover y administrar gran cantidad de productos, lo cual les añade otra dimensión a la complejidad del diseño de distribución.

Los almacenes minoristas de servicio completo son aquellos que poseen un mostrador que impide a los clientes acceder de manera autónoma a los productos, y en los cuales se distribuye en función de la eficiencia.

Distribución de las instalaciones en los almacenes minoristas

En los almacenes minoristas de autoservicio y en centros comerciales debe tenerse en cuenta el movimiento de materiales y personas; la localización de determinada mercancía y el espacio que se le asigna, así como la psicología del comprador. Esto se complica cuando el almacén dispone de un gran tamaño o de un horario muy extendido, pues en estos casos el reabastecimiento debe llevarse a cabo cuando los clientes aún están en el almacén.

Normalmente, el primer aspecto que debe decidirse es cómo distribuir el almacén y la mercancía, para lo cual existen dos patrones básicos de distribución: la estructura de parrilla, que es la disposición rectangular característica de los supermercados, y el flujo libre, que es el patrón celular abierto preferido por los grandes almacenes. Este último es fácil de cambiar y suele modificarse de manera periódica según la época del año o para darle una nueva cara al almacén. Los artículos pesados como congeladores y refrigeradores casi nunca se cambian de sitio.

Mientras la estructura de parrilla se asemeja a la de los pequeños supermercados, el flujo libre se parece más al de los centros comerciales.

Una vez determinada la disposición de los productos y las formas de distribución, puede asignarse el espacio. En general, esta importante decisión se basa en el registro histórico y en la expectativa de ventas del almacén, la empresa o la industria. De hecho, las predicciones nunca son precisas y los administradores deben adaptar la disposición de modo periódico para que refleje las exigencias de los clientes.

Decidir dónde situar los departamentos o los productos es importante porque esto ayuda a administrar el flujo de tráfico y orienta el impulso de las compras. Por ejemplo, en los grandes almacenes los perfumes y artículos de tocador se colocan cerca de las entradas, mientras que los productos básicos se disponen lejos de las entradas para que los clientes puedan ver otras mercancías mientras van por ellos. El nuevo fenómeno social de las «muchedumbres» también influye en la distribución, en especial en cuanto a la ubicación de almacenes en los centros comerciales.

En la distribución de los almacenes minoristas con frecuencia se olvida la ubicación de los sitios de inspección y de los puestos de aquellas personas encargadas de resolver los problemas, verificar aspectos puntuales y proveer información y ayuda a los clientes. No debe olvidarse que todos los aspectos de las operaciones deben ser coherentes con la estrategia general de la organización.

Distribución en almacenes y depósitos

Aunque la visibilidad puede ser un factor importante en el diseño de la distribución de un almacén de autoservicio, el criterio principal en la distribución de un depósito debe ser la facilidad de almacenamiento y recuperación.

Otro criterio importante es la rotación de inventarios, en especial cuando los productos son perecederos o pueden pasar de moda.

Existen diferencias importantes entre los depósitos operados por sistema automatizado y los que no lo son. En un depósito que emplea sistemas automatizados de almacenamiento y recuperación, muy poca importancia tiene si la iluminación es escasa, si los pasillos son más anchos que las dimensiones de los artículos almacenados, si los edificios son altos o bajos, o si la mercancía es muy pesada. Sin embargo, resulta importante almacenar los artículos en forma aleatoria a fin de superar las dificultades potenciales que pueda presentar el sistema de operación, por ejemplo, la falta de la grúa de recolección, pues este tipo de sistemas tiene su propia grúa que recoge de ambos lados en cada pasillo, en consecuencia, si cada producto se almacena en un solo sitio, no habrá acceso a él cuando la grúa experimente una falla.

Tanto los sistemas de almacenamiento automatizados como los manuales tienen ventajas y desventajas dependiendo del tipo de organización y sus necesidades.

En un sistema manual se requiere buena iluminación y que todos los artículos de un mismo producto se almacenen en el mismo sitio o la misma pila; los artículos pesados deben almacenarse a la altura de la rodilla o un poco más bajo, y el tamaño de los paquetes almacenados no debe ser mayor que el que una persona pueda manejar con facilidad.

En un sistema manual de almacenamiento, las reglas características de decisión comprenden los siguientes aspectos:

Entre otros sistemas de recolección manual se destacan:

En cada caso, los artículos se consolidan en lotes destinados al cliente antes de ubicarlos en el vehículo.

El sistema de recolección que se utilice influye en cómo y dónde se almacenan los productos.