La curva de Phillips
La curva de Phillips cumplía una importante función como soporte empírico de la tesis keynesiana, pues establecía una relación inversa entre la tasa de inflación y la tasa de desempleo. Esta tesis implica que tal como lo había postulado Keynes, una política expansiva de demanda tiene siempre un efecto parcialmente inflacionario, puesto que simultáneamente se desdobla en un aumento del nivel de ingreso real y una reducción del desempleo. Sin embargo a partir de la década de los 70, se observó una aceleración de la tasa de inflación, sin la correspondiente reducción en la tasa de desempleo, lo cual se aceptó como una refutación de la curva de Phillips y de las políticas keynesianas.
De todas maneras de este debate, resurgió la importancia de los factores de la oferta en la política, las cuales no podían descansar ya en consideraciones exclusivas de la demanda. Este efecto pone en evidencia la dicotomía entre políticas de demanda por un lado y de oferta por el otro y la necesidad de combinarlas. El galardonado economista con el premio Nobel de Economía 2007 Edmund S. Phelps, profesor estadounidense de la Universidad de Columbia, ha demostrado en su trabajo que en el largo plazo la política antiinflacionaria tiene efectos benéficos en materia de crecimiento económico, generación de empleo y redistribución del ingreso, contrario a lo sostenido por A. W. Phillips que muestra la relación inversa entre inflación y desempleo. La discusión de la curva de Phillips, constituyó una motivación fundamental para el desarrollo de la teoría sobre las expectativas, entre ellas, la más sencilla basada en las expectativas adaptativas, la cual suponía que el público ajustaba su comportamiento futuro de acuerdo con los niveles de inflación observados en el pasado reciente, volviendo inefectivas, de esta manera, las políticas basadas en el manejo de la demanda agregada.
Los economistas pos- keynesianos promulgaron la revalorización de la política monetaria, su efectividad y grado de preferencia en relación con la política fiscal, frente al profundo escepticismo con que fue considerada por el pensamiento keynesiano, en la escuela pos- keynesiana merece especial consideración la preponderancia dada a la competencia imperfecta y la reivindicación de la incertidumbre en lugar de la información perfecta, como también el énfasis conferido a los factores institucionales, más allá de los factores de oferta y demanda en el ajuste del mercado.
Por su parte, en lo referente a la conexión entre lo macro y lo microeconómico, la crítica principal dirigida a Keynes es la poca importancia concedida al tipo de empresa y su comportamiento, pues de acuerdo con el punto de vista de la escuela post-keynesiana, el comportamiento macroeconómico no puede ser el mismo cuando las empresas se comportan en competencia perfecta, que cuando se comportan en un ambiente de monopolio y oligopolio con imperfecciones competitivas ante empresas transnacionales y multinacionales, con presencia en los mercados internacionales; dichas empresas, prácticamente se han convertido en un factor determinante del proceso de globalización económica, promoviendo la eliminación de barreras para el flujo internacional de capitales, la internacionalización e integración de los mercados financieros y de bienes y servicios, mediante la utilización de sistemas eficientes de información.