Teoría Keynesiana
Keynes, con respecto a la teoría de la tasa de interés y su efecto en el flujo de capitales, argumenta que el flujo internacional de capitales como respuesta a los diferenciales de tasas de interés, era considerada como una generalización inadecuada, en razón a que los flujos de capitales estaban determinados no solamente por el nivel de tasas de interés, sino también por los niveles de riesgo de las inversiones y limitados por la capacidad de crédito de los inversionistas, teoría que involucra el concepto de incertidumbre en el comportamiento futuro de las variables económicas.
Como resultado surge y se perfecciona la teoría de portafolio, como explicación de los flujos internacionales de capital, la cual fue fundamentada en la teoría de distribución de portafolio desarrollada por Markowitz y Tobin[1]. El modelo de portafolio también examina el impacto de la tasa de cambio sobre la tasa de retorno de las inversiones.
Es conveniente mencionar, que la primera modificación a la teoría de portafolio está relacionada con el impacto de la calidad de la información de los mercados financieros sobre el flujo de capitales y se llega a la conclusión que una mejor información obtenida a través de las innovaciones tecnológicas, es factor determinante del volumen de los flujos. De igual forma, es importante considerar la segunda modificación a la teoría del portafolio, relacionada con las innovaciones introducidas en los instrumentos financieros utilizados.
En efecto, el incremento substancial en el flujo de capitales también surge como consecuencia de las innovaciones introducidas en los tipos de instrumentos financieros. El impacto de la reducción de barreras al libre flujo de los capitales y su relación con la desregulación de los mercados financieros, hace parte de la tercera modificación a la teoría de portafolio. Sin embargo, se puede observar que las barreras a las inversiones de portafolio han sido aplicadas en forma diferencial en los diferentes países. Este es un problema conocido, no obstante los altos volúmenes en el flujo de capitales producto de las inversiones de portafolio, surgen como consecuencia de la reducción de barreras al flujo de capitales, que para los teóricos de inversiones internacionales se asumen como imperfecciones del mercado de capitales.
En la teoría general, Keynes sostiene que la naturaleza especulativa de la tenencia de activos y opciones financieras domina siempre la función de producción. En la teoría general, una conclusión fundamental es que el proceso de evaluación de activos es un factor determinante de la inversión. En un contexto de incertidumbre, Keynes explica que el motivo especulativo afecta el nivel de las tasas de interés y por consecuencia el precio de los bienes de capital.
Al referirse a la relación entre la tasa de interés y el precio de los bienes de capital, se expresaba en términos de dos mercados: uno monetario en el cual se determinan las tasas de interés y otro de bienes, en donde están determinados los precios de los bienes de capital. Por su parte, los precios previstos actúan como guías de la producción. Si las cargas de financiamiento son altas al incrementarse, las tasas de interés y el volumen de producción de esos bienes se verán afectados ante la necesidad de establecer mayores precios.
De acuerdo con las anteriores afirmaciones, se promulga que la decisión especulativa fundamental de una economía capitalista gira en torno al hecho de que parte del flujo de efectivo proveniente de operaciones normales de una empresa o institución financiera y debe destinarse al pago de interés y amortizaciones del capital de su deuda.
Lo anterior permite afirmar que, un factor fundamental en la teoría de keynesiana es considerar la inversión como fuerza motriz, que explica el comportamiento de las fluctuaciones económicas. Se parte de la base que esta teoría, vincula el ritmo fluctuante de la inversión, concepto último que se origina en el sector real de la economía con variables, relacionadas con la tasa de interés que se determinan en los mercados financieros. La teoría de la inversión, es por lo tanto el punto de convergencia entre la economía real y la economía financiera. En la Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), Keynes afirma que las salidas de capital dependen de la propensión marginal al consumo, la eficiencia marginal del capital, la cantidad de dinero y la preferencia por la liquidez. Por lo tanto, los flujos de efectivo esperados sobre bienes de capital utilizados en la producción y la oferta de los bienes de inversión, son las piedras angulares sobre las cuales Keynes basa las influencias del sector real sobre la inversión.