Mapa de procesos
Entre las principales ventajas para la realización de un mapa de procesos se encuentra el aporte a la organización de información relevante para comprender su funcionamiento y mejorar, de esta forma, el proceso de toma de decisiones.
Asimismo, su correcta realización y de forma proactiva presenta ventajas competitivas entre las que se encuentra la posibilidad de detectar opciones de mejora, así como posibles fallas, proponer nuevas formas de hacer algunos procesos para optimizarlos, saber cuáles son los procesos críticos para priorizar recursos y gestionarlos de forma óptima, permitiendo mejorar el orden, la gestión y el control al interior de la organización (Nariño, León, Nogueira-Rivero, Sosa y León, 2014).
De esta forma, los mapas de procesos permiten identificar si los objetivos, así como los procesos, están armonizados con la misión y visión de la empresa de forma clara para todos los niveles organizacionales. Además, permite a la organización realizar cambios de forma oportuna ante las expectativas del cliente, debido que, al tener claro el funcionamiento, genera mayor grado de flexibilidad, logrando a su vez la eficacia y optimización de los recursos en los procesos y en las áreas funcionales.
El mapa de procesos parte de la identificación de todos los procesos existentes en la empresa, entre los que se encuentran los macroprocesos, los procesos y los subprocesos. Posteriormente, se realiza su clasificación dentro de las categorías de procesos estratégicos, claves y de apoyo. Una vez son organizados, se pasa a la identificación de las relaciones existentes entre los procesos, analizando la interacción de cada proceso con los demás y caracterizando la generación de una red de manejo de la información que comparte insumos, colaboradores y que cada actividad realizada tiene la capacidad para influenciar en el resultado final, la calidad obtenida y la satisfacción del cliente.