El gasto

Para clasificar el gasto, se definen cuatro categorías:

Esta clasificación, además de facilitar la contabilidad, permite identificar de manera independiente el comportamiento de cada componente con el fin de establecer estrategias materializadas a través de políticas públicas y permitir con ello impactar positivamente el crecimiento económico.

Así, y para comprender mejor el proceso de contabilidad nacional, es necesario primero simplificar la situación con un modelo de una economía cerrada. Esta simplificación permite dejar momentáneamente por fuera al sector externo y concentrar el análisis en el ámbito local. Bajo la notación generalmente aceptada, la identidad entre el PNB y la renta nacional en una economía sin relación con otros países en términos de comercio internacional o movilidad de capitales se tendría que:

Y = C + I + G

Donde Y denota en PNB, I es la inversión privada y G el gasto del gobierno. Esta expresión plantea que todo el producto de un país es consumido por los hogares, invertido por particulares y además gastado por el gobierno en su funcionamiento.

En una economía cerrada se dice que el ahorro (S) es igual a la inversión, dado que como se observa, lo que no gastan en consumo los individuos o familias y el estado, queda invertido en stock de capital o variación de existencias, representando la parte que se ahorra en dicha economía. Si se reexpresa la identidad anterior se tiene que:

Si Y = C + I + G, y además S = I, entonces I = Y – C- G, es decir la parte que queda del PNB y no se gastó.

Obsérvese que esta economía al no estar expuesta al mercado internacional por no tener relaciones comerciales con otras países, no transfiere parte de su ahorro ni aumenta su renta por transferencias exteriores. Veamos ahora que sucede cuando esta situación cambia.

En una economía abierta, parte del producto nacional se vende a extranjeros, es o que se conoce como exportaciones y otra parte de la renta nacional se gasta pagando compras realizadas también a países extranjeros; es decir las importaciones. Esto significa que cabe la posibilidad que mediante superávits comerciales, el país aumente el ahorro o que por déficits recurrentes pueden generar desahorros, lo que implica que la igualdad entre ahorro e inversión ya no sea tal.

Para ilustrar esta situación se cita un ejemplo (KRUGMAN, Paul. 1995); Si Nueva Zelanda decide construir una nueva central eléctrica, puede importar de los Estados Unidos todos los materiales y equipos que se necesite solicitando un crédito estadounidense para financiarlos. Esta transacción incrementa la inversión en Nueva Zelanda, y los materiales importados contribuyen a incrementar su stock de capital. La transacción también incrementa el déficit de la balanza corriente de Nueva Zelanda en una cifra equivalente al incremento de la inversión. El nivel de ahorro de Nueva Zelanda no tiene por qué cambiar, aún cuando la inversión aumenta. Sin embargo para que esto sea posible los ciudadanos de los Estados Unidos han de estar dispuestos a ahorrar una mayor cantidad de recursos, de forma que los recursos necesarios para construir la central eléctrica puedan ser puestos a disposición de Nueva Zelanda.

Al ampliar la identidad se tiene que: Y = C + I + G + Xn.

Todo sigue significando lo mismo y Xn hace referencia a las exportaciones netas, es decir el valor de las exportaciones (X) menos el de las importaciones (M). Por ejemplo, si la renta nacional de un país es de 3.000 y, el consumo es de 1.500, la inversión de 800 y el gasto público de 300, significa ello, que las exportaciones netas han sido de 400, es decir que lo que exportó el país supero a sus importaciones en 400 unidades monetarias, lo cual contribuye a aumentar el ahorro nacional. Pero si se invierta la situación, esto es, que las Xn fueran de -400, las importaciones superaron en dicho importe a las exportaciones y se generaría desahorro, reduciendo la renta nacional a 2.200 unidades monetarias.

Hasta este punto, se han esbozado los componentes de la renta nacional y el producto. Es momento de relacionar estos agregados macroeconómicos con uno de los componentes más importantes de la balanza de pagos: la cuenta corriente.

La cuenta corriente para un país significa aquella en donde se registran todas las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, además de las transferencias unilaterales, las cuales se dejarán de lado por ahora.

Cuando se expresó el producto cómo Y= C + I + G + Xn, implícitamente ya se estaba involucrando el concepto de cuenta corriente. Veamos por qué.

Las exportaciones netas son la diferencia entre el volumen total de exportaciones menos el volumen total de importaciones. Pues bien, ese es exactamente lo que genera el saldo de la cuenta corriente (CC) y determina si un país tiene déficit o superávit en su cuenta. Luego la expresión podría reformularse cómo:

Y = C + I + G + CC

Es decir, que el saldo en la cuenta corriente podría expresarse como la diferencia del producto menos el consumo, menos la inversión y menos el gasto público. Estas tres últimos agregados se llaman en macroeconomía como la absorción nacional y esta expresión es consistente con la realidad, dado que es la parte de la renta que es utilizada por los residentes del país en sus diferentes expresiones de gasto.

También es muy habitual escuchar expresiones como que el país es un deudor neto o prestamista neto de acuerdo con el saldo de su cuenta corriente y la razón es muy simple. Si un país compra más al exterior de lo que vende, sencillamente el valor de sus exportaciones no alcanza para cubrir el de sus importaciones, por lo que debe recurrir a financiación exterior o, en su defecto, debe realizar activos que tenga por fuera para cubrir dicho déficit. Por el contrario, si sus ingresos por lo exportado superan a lo importado, el país está financiando a las naciones extranjeras mediante préstamos, es decir que su riqueza exterior aumenta por ese importe.

Ahora bien, tal como se mencionó anteriormente, el ahorro S = Y – C – G y el saldo en cuenta corriente CC = X – M, el producto PNB podría reescribirse como S = I + CC. Esto significa que una economía abierta tiene dos fuentes de ahorro nacional, una a nivel interno acumulando capital o la otra de manera externa, aumentando el saldo en su cuenta corriente. Pero este nivel de ahorro puede descomponerse en dos partes: el público y el privado. El ahorro público lo determina la diferencia entre los ingresos a través de impuestos que obtiene el gobierno y el gasto que éste realiza. Se puede expresar cómo:

Sg = T – G

Por su parte el ahorro privado es determinado por la renta disponible (Renta nacional menos los impuestos pagados por individuos y empresas) que no es consumida, denotada con la expresión:

Sp = Y – T- C

Ahora si el ahorro nacional se define como la suma del ahorro privado mas el ahorro público, se tendría que:

Sn= Y – T - C + T- G

Simplificando el ahorro nacional sería igual a tener Sn= Y – C – G.

Todo esto, es utilizado para establecer la importancia que tienen los niveles del ahorro público sobre el empleo y la producción. Cuando existen déficits públicos recurrentes se genera presión sobre el nivel de renta nacional. Resumiendo, si se expresa el ahorro privado en función del ahorro público, el saldo en cuenta corriente se tiene que:

Sp = I + CC + (G – T)

Esto significa que el ahorro privado puede destinarse a la inversión interna, la adquisición de riqueza exterior y la compra de la deuda del gobierno. En caso de que los ingresos por impuestos sean superados por el gasto público, el gobierno debe colocar títulos y financiar el déficit.