Argumentos de los aránceles en el mercado internacional
Las subvenciones extranjeras y el dumping
Los gobiernos extranjeros subvencionan a veces a sus productores, que pueden exportar de una forma más barata. Los productores nacionales sostienen que esto es injusto, ya que los gobiernos extranjeros dan una ventaja a las empresas extranjeras.
En ese caso, está justificado restringir algo el comercio, estableciendo por ejemplo un gravamen. Un gravamen compensatorio contrarrestaría la subvención extranjera, neutralizando así su influencia en los precios que pagan los consumidores.
De lo contrario, al bajar los precios de las importaciones subvencionadas, los productores nacionales tienen que reducir primero la producción cuando llegan los bienes extranjeros baratos y después aumentarla de nuevo cuando se suprima la subvención. Si las subvenciones son temporales, probablemente perturbarán nuestra industria, por lo que está justificado económicamente evitarlo. La cuestión de la subvención está estrechamente relacionada con la del dumping. Hay dumping cuando las empresas venden en el extranjero a un precio inferior al costo.
Suele existir dumping en las recesiones, cuando una industria no quiere reducir la producción, pero no puede vender en su país y recurre entonces a mercados extranjeros, perturbando su producción para estabilizar la suya propia. La objeción al dumping estriba en que es temporal. Si los extranjeros quisieran vender siempre a un precio inferior al costo, deberíamos importar sus productos; pero una empresa privada no puede hacer eso durante mucho tiempo. Las leyes en diferentes países prevén la imposición de gravámenes contra el dumping para evitar esas perturbaciones de la industria nacional.
La explotación del poder nacional de mercado
El argumento más sólido en favor de los aranceles se basa en la explotación del poder nacional en los mercados mundiales. Los particulares y las empresas suelen comportarse competitivamente cuando toman decisiones relacionadas con el consumo o la producción, considerando los precios. Pero un gran país en su conjunto puede tener una curva de demanda de pendiente negativa en el caso de algunas de sus exportaciones o una curva de oferta de pendiente positiva en el caso de algunas de sus importaciones. En ese caso, tiene poder de monopolio en los mercados de exportaciones o poder de monopsonio en los mercados de importaciones.
En cualquiera de los dos casos, la restricción del comercio mediante la reducción de las exportaciones o la limitación de las importaciones genera una ganancia nacional. Un arancel que reduzca las importaciones reducirá el precio mundial que pagaremos.
Si el país en su conjunto tiene poder de mercado, puede explotar a los extranjeros obligándoles a pagar, de hecho, parte del arancel. Obsérvese, sin embargo, que un arancel de ese tipo sólo sirve a los intereses nacionales; desde el punto de vista mundial representa una mala asignación de los recursos, lo mismo que cualquier otro ejercicio del poder de mercado. Y puede provocar represalias —--en forma de un aumento de los aranceles extranjeros — que pueden borrar las ganancias nacionales.