TEORÍAS CRÍTICAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

La corriente Keynesiana, muy influyente a partir de la II Guerra Mundial, subrayó la necesidad para cada país de adoptar una “política” económica, al no ser capaz la economía de hallar el equilibrio por sí misma. A esta corriente se oponían los defensores del pensamiento neoclásico que subrayaban la espontaneidad de los mecanismos económicos y la necesidad de asegurar su libre funcionamiento.

En todos estos aspectos, las teorías económicas keynesianas se convirtieron en el nuevo paradigma que deberían seguir los gobiernos occidentales tras la posguerra, y pueden considerarse como las bases del moderno estado del bienestar. El modelo macroeconómico fue considerado por la determinación de la renta y el empleo a partir de la demanda global existente, además de mencionar la necesidad de mantener el poder adquisitivo de los salarios.

La escuela estructuralista, integrada por sociologos y psicólogos, aparece a finales de los años cincuenta como consecuencia de la baja productividad, ya que las corrientes científicas y del humano relacionismo, habían tomado en cuenta la productividad o el personal, pero en forma aislada. La corriente estructuralista, pretende equilibrar los recursos de la empresa, prestando atención tanto a su estructura como al recurso humano. Es una corriente que tiene como objetivo principal estudiar los problemas de la empresa y sus causas prestando especial atención a los aspectos de autoridad y comunicación. Esta corriente considera que hay cuatro elementos comunes a todas las empresas: