Tipos de análisis comparativos
Una de las características del análisis comparativo o benchmarking es que puede clasificarse en distintos tipos, dependiendo del objetivo a analizar en el estudio. Además, la integración o aplicación de los mismos —cada uno en su ámbito— facilitará la consecución de los objetivos del proceso. De acuerdo con Cuatrecasas (2009), los tipos de benchmarking que existen son:
- Benchmarking interno: es un punto de partida para comenzar a identificar los mejores procesos en la organización. El objetivo del proceso es identificar estándares de desarrollo interno de una organización, aunque también sirve para incentivar la comunicación entre los empleados y para superar las barreras organizacionales (Aldana, Álvarez y Bernal Torres, 2011). Representa la idea de conocerse a sí mismo. Su principal objetivo es conocer los puntos fuertes que destacan a la empresa y tratar de extenderlos, en la medida de lo posible, al resto de la compañía. De igual manera permite identificar los puntos débiles que la empresa tratará de fortalecer o mejorar (Cuatrecasas, 2009).
- Benchmarking competitivo: comprende la identificación de productos, servicios y procesos de trabajo de los competidores directos de la organización. El objetivo es identificar información específica acerca de productos, procesos y resultados comerciales de los competidores y compararlos con los de la organización (Aldana, Álvarez y Bernal Torres, 2011). Se trata de conocer a la competencia, a la que se analiza y compara con la organización para tratar de averiguar mediante la observación cómo subsanan sus puntos débiles los líderes del mercado. Este tipo de análisis comparativo posee una dificultad importante que radica en el conocimiento del modo en que la competencia realiza sus procesos, los métodos que emplean, y los datos y resultados que obtienen, ya que la confidencialidad que mantienen las empresas sobre sí mismas dificulta el acceso a la información necesaria para tal fin (Cuatrecasas, 2009).
- Benchmarking funcional: su objetivo es realizar una comparación entre funciones y no entre empresas. No se buscan líderes de empresas similares, sino líderes de funciones específicas, y es entonces cuando la empresa que realiza este proceso tratará de analizar y solucionar las deficiencias de esa función específica, basándose en aquellas compañías que se destaquen en ese aspecto particular. En este tipo de estudio, los líderes funcionales no suelen considerarse como competidores directos, por lo que al compararlo con el benchmarking competitivo resultará más sencilla la obtención de datos (Cuatrecasas, 2009).
- Benchmarking genérico: el conjunto de objetivos que abarca este proceso es más amplio, ya que además de las funciones el análisis se centra en los procesos de forma global, tratando de investigar todo tipo de prácticas, incluso aquellas que no son utilizadas por la compañía que realiza el proceso, pero que le podría interesar incorporar. Una característica de este tipo de benchmarking es que suele llevarse a cabo de forma conjunta con el benchmarking funcional, por lo que en algunas ocasiones aparece como parte del mismo.